Colombia.- Las autoridades colombianas rescataron en la región del Catatumbo a Juan de Jesús Peinado Mora, un líder social que había sido secuestrado por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) el pasado 24 de junio, informaron este sábado fuentes castrenses.
Peinado, presidente de la Junta de Acción Comunal del caserío San Isidro, fue rescatado en zona rural de Teorama, en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, en una operación en la que participaron el Ejército, la Policía y la Fuerza Aérea Colombiana (FAC).
«Se dispuso de todas las capacidades institucionales para lograr el rescate de este ciudadano, el cual se logró realizar hoy en el municipio de Teorama», informó el Ejército en un comunicado.
La información añadió que «el líder social está siendo valorado por personal médico especializado para verificar su estado de salud, con el fin de reencontrarse con sus familiares».
El comandante de la Fuerza de Tarea Vulcano, brigadier general Olveiro Pérez, dijo a periodistas que Peinado «recibió trato inhumano» por parte del Frente Camilo Torres Restrepo del ELN, que lo tenía secuestrado.
En su momento, la oficina de la ONU Derechos Humanos Colombia y la ONG Human Rights Watch (HRW) expresaron su preocupación por la retención ilegal de Peinado e hicieron un llamado al grupo armado que lo había secuestrado, pidiendo el respeto de su vida y la pronta liberación.
El Catatumbo, una región selvática y montañosa que abarca la mitad septentrional del departamento de Norte de Santander, está conformada por los municipios de Tibú, El Tarra, Sardinata, El Carmen, Convención, Teorama, San Calixto, Ocaña, Hacarí, La Playa, Ábrego y Bucarasica.
Esta zona del país, a pesar de ser rica en petróleo, es de las más olvidadas y atrasadas del país y desde los años 70 tiene una fuerte presencia del ELN, del Ejército Popular de Liberación (EPL), considerado por el Gobierno como una banda criminal, y de las antiguas FARC, que en la década de 1990 libraron una guerra contra los paramilitares en la zona.
Posteriormente llegaron los cultivos extensivos de coca y los narcotraficantes y la región se convirtió en una caldera en la que el fuego se aviva constantemente. EFE