Comer y comer

Comer y comer

Definitivamente a todos nos ha pasado alguna vez, que cuando estamos frente de importantes decisiones, o cansados y embelesados mirando la televisión, nos hemos acabado un paquete entero de papitas o hemos devorado una galleta tras otra, pero cuando esto se hace habitualmente -sobre todo sin ser consciente de ello- el comer emocionalmente puede afectar al peso, la salud y el bienestar general.

Así mismo ocurre con la mayoría de los niños que les gusta comer, pero debemos tener pendiente que un apetito insaciable como el que algunos tienen significa que siempre quieren más, y esto puede ocasionar verdaderos problemas.

Cuando nos referimos a comer emocionalmente, estamos hablando del uso y consumo de alimentos como forma de afrontar las emociones, en lugar de como forma de calmar el hambre. Normalmente las personas no hacen la conexión entre el comer y sus emociones, pero entender qué desencadena la conducta de comer emocionalmente puede ayudar a seguir los pasos necesarios para dejar de hacerlo.

Responsabilidad tal que, como padres, tenemos con nuestros hijos desde pequeñitos, porque esos hábitos alimenticios se les inculcan a los niños desde que nacen. Aunque los expertos aseguran que el apetito se debe en parte a la genética y otros explican que el apetito difiere de persona a persona, la realidad es que sea cual sea la posición final, hoy día se ha determinado que el número de niños y adolescentes con enfermedades relacionadas a la obesidad se ha cuadruplicado en la última década.

Uno de los principales mitos sobre comer emocionalmente es que lo desencadenan emociones negativas. Sí, es cierto que la gente a menudo se refugia en la comida cuando está estresada, se siente sola, triste, ansiosa o aburrida. Pero comer emocionalmente también se puede asociar a emociones positivas, como el romanticismo de compartir unos helados juntos o la celebración de un banquete en un día festivo.

A veces comer emocionalmente se asocia a acontecimientos vitales importantes, como una muerte o un divorcio. Pero más a menudo son las innumerables y pequeñas tensiones cotidianas las que hacen que las personas busquen consuelo o distracción en la comida.

Pero como dicen, normalmente los niños no comen más de lo que necesitan, y que si les enseñamos a tomar sus propias decisiones, aprenderán a regular la comida. Es fomentarles la búsqueda de soluciones y/o alternativas, si están subiendo de peso, entonces deben aumentar la cantidad de ejercicio que hacen. Se trata de enseñarles a balancear la energía que entra y la que sale.

 

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