Moscú.- La reunión entre representantes del Gobierno ucraniano y de los separatistas prorrusos, con intermediación la de Rusia y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), empezó hoy en Minsk en un intento de resolver por la vía pacífica el conflicto armado en el este de ese país.
El viceprimer ministro de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Andréi Purguín, al frente de la delegación de los separatistas en la reunión de Minsk, adelantó antes del encuentro que no espera «progresos sustanciales» en lo que calificó como «fase inicial» del proceso negociador con el Gobierno ucraniano.
Las autoridades ucranianas, por su lado, no aceptan otra cosa que la rendición prácticamente incondicional de los separatistas, a los que ofrecen la posibilidad de abandonar Ucrania tras deponer las armas (en dirección a Rusia) o acogerse a una amnistía en caso de no haber cometido delitos graves.
Los separatistas de las regiones de Donetsk y Lugansk, alentados por el éxito de la amplia contraofensiva lanzada hace una semana contra las tropas ucranianas, han traído a Minsk un documento en el que detallan sus exigencias a Kiev, entre ellas «un estatus especial para los territorios controlados por las república populares».
Como contrapartida por ese estatus, los rebeldes «garantizan el máximo esfuerzo para el mantenimiento de la paz y la conservación de un espacio económico, cultural y político unido para Ucrania y para toda la civilización ruso-ucraniana».
Los separatistas también exigen la oficialidad de la lengua rusa en el territorio de las dos regiones, la autonomía económica exterior «para profundizar la integración con Rusia y con la Unión Aduanera (integrada además por Bielorrusia y Kazajistán), y la liberación de los milicianos y políticos prorrusos detenidos durante el conflicto. EF