Cómo criar hijos que fomenten la paz

Cómo criar hijos que fomenten la paz

Virginia Pardilla, directora MLC School.

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En la formación de un ser humano de paz, la familia juega un rol primordial. De manera muy frecuente escuchamos datos acerca de niños que han cometido actos de violencia. Este es un tema que debe ser asumido por todos, ya que afecta a familias completas, así como a comunidades y, por lo tanto, a la sociedad en general. Somos los padres los primeros que debemos ocuparnos en criar hijos que amen la paz y crean en la convivencia pacífica.

En primer lugar, a los hijos hay que brindarles amor, para que estos a su vez lo repliquen en sus vidas, tanto de niño como de adulto. Cuando hablamos de amor, no se trata solo de un sentimiento, es una acción que además genera seguridad. El amor va acompañado de actos que construyen la autoestima. El amor se traduce en el cuidado que damos a los niños, en la paz que tratamos de mantener en el seno familiar y en la forma correcta en que les enseñamos a nuestros hijos a resolver los conflictos. Por todas estas razones, los actos de amor generan paz, de allí que podemos afirmar que cuando los padres brindan confianza y seguridad a sus hijos, existe menos probabilidad de que estos sean violentos.

Sin embargo, no se trata de responsabilizar únicamente a los padres en los actos violento de sus hijos, pues muchas veces estos se ven afectados o influenciados por situaciones que generan violencias, las cuales no pueden o no pudieron ser previstas por sus progenitores. En ocasiones como padres no podemos evitar que nuestros hijos sean alcanzados por conductas violentas de terceros o hayan sido expuestos a actos violentos presencial fuera del hogar. A lo que, si estamos llamados como padres, es a acompañar a nuestros hijos en crear una consciencia de paz entorno a lo ocurrido, de manera que estos puedan implementar una actitud de perdón y no de resentimiento, frente a las situaciones adversas que pudieran vivir.

Ser un buen ejemplo, a través de actos de amor, ayuda a mantener abiertas las puertas de la comunicación. Un hijo amado, está más dispuesto a escuchar a sus padres. De esta manera, siempre tendremos la oportunidad de concientizarlo, ayudándolo a discernir entre el bien y el mal, sobre todo en las primeras etapas de su vida, en las que aún se está trabajando la formación en valores.

En ocasiones, los adultos necesitamos acudir a nuestros iguales para consultar alternativas frente a la crianza de nuestros hijos. Esto no significa que seamos incapaces de cuidarlos por nosotros mismos; muy por el contrario, significa que somos capaces de reconocer cuándo debemos buscar ayuda para ofrecerles lo mejor a nuestros hijos.

Un aspecto esencial en la tarea de criar para la paz es supervisar el accionar de nuestros hijos, e involucrarnos en su cotidianidad. Debemos fomentar y promover en ellos actividades, constructivas y sanas, tales como la práctica de deportes y manifestaciones artísticas, estas aportan valores en su proceso de formación. En efecto, los niños que crecen involucrándose en este tipo de actividades, de adultos tienden a buscar lugares sanos para su esparcimiento.

La crianza de nuestros hijos debe ser constante, y complementada con el modelamiento de una buena conducta por parte nuestra. Quizás no podemos evitar que otros puedan influenciar en ellos, pero si podemos enseñarles a identificar las malas y las buenas influencias y a elegir entre ellas. . La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL Twiter: @MLC_Schoolrd @SVirginiaP Instagram: @pardillavirginia.

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