Como padres estamos en el deber de empoderar a nuestros hijos para que aprendan a establecer límites, poner un freno a las personas y /o acciones que no lo hacen sentir bien, o con las cuales no se sienten cómodos. Enseñarlos a rechazar cualquier acción que los lleve a sentir vergüenza, humillación, u otros tipos de sentimientos negativos; en fin, aprender a decir NO ante las cosas que no les hacen felices.
Muchas veces nuestros hijos son objetos de situaciones difíciles, incomodas, e incluso dolorosas, por no saber decir que NO. En gran medida esta debilidad tiene su origen en la falta de entrenamiento para aprender a poner límites o porque los padres tendemos a resolver por nuestros hijos las pequeñas dificultades que se les presentan en la infancia, otras veces viene dada por falta de orientación de cómo darse a respetar sin agredir ni ofender.
Vivimos en un mundo donde las situaciones difíciles llegaran a nuestras vidas por si solas, sería casi imposible no coexistir de cerca con alguna persona tóxica. Muchos pensaran que la mejor manera seria evitarlas, pero a veces es imposible hacerlo, ya que puede tratarse de una persona muy cercana a nosotros. Otras veces se trata de alguien con autoridad en la vida del menor. De ahí la importancia de enseñarles a nuestros hijos como manejarse en situaciones difíciles y a poner límites ante acciones que amenacen su paz y su felicidad.
En ocasiones los padres solo les enseñamos a los hijos a ser obedientes, lo cual es un valor muy importante, pero entendemos que si les enseñamos a poner límites estamos desmitificando el concepto de obediencia. Debemos ayudarlos a desarrollar la destreza de decir NO, de cerrar puertas a quienes los lastimas o laceran, sin que esto afecte su bienestar emocional.
Debemos enseñar a nuestros hijos a distinguir entre lo que estas está bien y lo que no, entre lo que los hace felices y lo que les incomoda. Para esto es importante enseñarle a identificar sus emociones, este es el primer paso para saber si quieren aceptar algo o no. Es importante que fomentemos en nuestros hijos el respeto por sí mismo y por los demás.
Respetar el punto de vista de los demás sin tener necesariamente que cambiar su punto de vista, es una línea divisoria tan delgada que incluso a muchos adulto les cuesta trazarla.
Hay una diferencia entre sí estoy muy sensible y por eso me desagrada todo, o si efectivamente esa conducta o acción no estoy dispuesto a recibirla porque me hace mal. Por eso lo primero es descartar si existe en el niño una sensibilidad extrema, o si de verdad alguna acción o situación no le está haciendo bien.
Nuestros hijos deben sentirse seguros y aceptados. Como padres tenemos que trabajar siempre su autoestima, de forma tal que esta seguridad les ayude aquerese y valorase. Con esto evitamos que por falta de una correcta autoestima acepte la voluntad de otro, llegando a permitir ser sometido acciones o situaciones que le desagraden.
Cada uno de nosotros en nuestro interior sabemos cuándo algo nos desagrada. Por tal motivo nuestros hijos deben ser entrenados en escuchar su interior, sumado a esto el respeto por los valores enseñados en el hogar; de tal manera que puedan rechazar cualquier cosa que vaya en contra de sus principios.
Enséñeles a sus hijos a escuchar los puntos de vistas y visiones de los demás, siendo un escucha activo y luego que decidan con que están de acuerdo y con que no. Enséñeles a negociar para que aprenda a ceder o llegar a un acuerdo cuando sea necesario, siempre es bueno que aprendan a no ceder ante los chantajes emocionales de tercero.
La sobre protección va mutilando la capacidad del niño para resolver situaciones de la vida cotidiana y le impide desarrollar destrezas físicas y psicosocionales.
Nuestros hijos deben saber quiénes son, conocerse de tal forma que tenga establecidos sus gustos y sus opiniones, a veces cuando se nos acercan intentamos minimizar sus emociones y sin querer no les permitimos desarrollarlas. Es bueno escuchar sus posturas y aceptar que ellos pueden tener una visión diferente a la de nosotros como padres, lo cual no implica necesariamente que una sea buena y la otra mala.
Ensene a sus hijos a decir decir NO a lo que no le gusta, sin faltar o dañar a la otra persona.
Cree un ambiente de confianza donde sus hijos puedan buscar en usted sabios consejos, pero siempre dándole la oportunidad de empoderarse y resolver la situación.
Recuerde que establecer límites, decir NO a lo que nos duele o no nos gusta es un derecho de todo ser humano. . La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL Twiter: @MLC_Schoolrd @SVirginiaP Instagram: @pardillavirginia.