Por Carolina Montero
¿Alguna vez has cortado carne de pollo y luego has utilizado el mismo cuchillo y la misma tabla para cortar verduras?
Imagina que el pollo tiene microbios, ¿no crees que pueden pasar a las verduras a través de los utensilios que utilizaste para cortarlo? Con este simple hecho hay una contaminación cruzada, la cual se define como el proceso en el que las bacterias/virus/toxinas o incluso productos de limpieza van de una superficie a otra por contacto directo o indirecto.
Así evitas la contaminación cruzada
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Volviendo al ejemplo del pollo, recomendamos (dentro de lo posible) utilizar diferentes utensilios para cortar frutas, vegetales y carnes crudas y si no puedes porque tienes sólo una tabla y un cuchillo afilado para cortar, lava los utensilios entre un uso y otro, y en el caso de la tabla, utiliza cada lado para una actividad.
Recuerda cambiar los paños de cocina si los utilizas después de manipular alimentos crudos o si se han manchado al cocinar.
También es necesario, lavar las tapas de los alimentos enlatados antes de abrirlos y nunca poner alimentos listos para comer en un plato donde se colocó previamente algún alimento crudo (como carne, pollo o pescado).
Además, al momento de realizar nuestras compras y antes de guardar las mismas en la nevera o la despensa debemos de lavar e higienizar todos los productos y alimentos con agua y cloro y secarlos con un paño limpio.
Luego al almacenarlos es sumamente importante lavar adecuadamente los alimentos antes de cocinarlos, principalmente aquellos que pienses servir crudos. La lechuga, tomates, brócoli, espinacas y otras hortalizas son las más complejas a la hora del lavado ya que su higiene debe realizarse hoja por hoja.
Con estos pequeños compromisos y hábitos que asumas mejorará tu calidad de vida y evitarás las enfermedades que pueden ocasionar la contaminación cruzada.
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