Este domingo 18 de febrero se celebran las elecciones municipales en la República Dominicana, como parte del ciclo electoral que habrá de completarse cuando llegue el 19 de mayo, fecha en la que en un primer intento se escogerá al presidente de la República -de no resultar así, se hará en una segunda vuelta, el 30 de junio- y a los diputados y senadores, todos para el periodo constitucional 2024-2028.
Las teorías abundan acerca del tratamiento de la teoría de la elección pública, de los ciclos económicos de origen político, del efecto político sobre el presupuesto de la nación, entre otros temas colindantes. Al margen de la riqueza de las referidas teorías, que en la mayoría de los casos se han hecho acompañar de estudios empíricos que le dan mayor aquiescencia, lo cierto es, que la economía es un factor incidental que no debe descartarse al momento de realizar algún examen sobre la conducta de los electores en la coyuntura electoral de un país, particularmente, en aquellos en la que sus instituciones son débiles, los electores no administran información de calidad y en forma oportuna, la incidencia mediática es controlada por una mano invisible y la presencia de la acción pública es determinante en el quehacer económico.
En la construcción de la narrativa mediática el común denominador de lo que se escribe cuando de economía en tiempo electoral se trata, son los temas que corresponden a la macroeconomía, que aborda a las variables de tipo agregada, llamando la atención de los economistas, políticos, empresarios, funcionarios públicos y la prensa. A pesar de la importancia de la macroeconomía, esta oculta las particularidades con las que en general la gente no está de acuerdo, la economía de la persona.
La economía de la gente y de las empresas en particular, es materia de la microeconomía y ese tipo de economía, es la de interés de las personas, porque les compete; de ahí que, la valoración que la población humana tiene, en poco influye lo que puedan decirles los datos y las explicaciones macroeconómicas. Para la población, el producto interno bruto (PIB) de la economía de un país resulta ser lo que se gana y lo que puede comprar una familia para su sustento diario, en pocas palabras, lo que le importa son los indicadores económicos de muy corto plazo.
Las personas no entienden eso de que las reservas internacionales netas de una economía son elevadas o bajas y que soportan un determinado nivel de importación ni le interesa saber si es útil para la estabilidad cambiaria y que, también, respaldan a los compromisos externos, que como pasivo tienen las finanzas públicas. Lo que a la gente de a pie le llama la atención sobre el tema de las reservas internacionales del Banco Central, es si el tipo de cambio del peso respecto al dólar estadounidense está estable o si por el contrario muestra volatilidad, porque esta subiendo mucho y bajando poco.
A la familia que compra en el día a día sus alimentos solo le interesa saber si el dólar subió o bajó y, ¿cómo el promedio del precio del dólar en diciembre de 2023, comparado con el promedio de lo que va de febrero de 2024 le puede impactar?. En efecto, el peso dominicano presenta una perdida de valor de un 2.2 % (depreciación) y la inteligencia popular sabe que cuando el dólar aumenta, el precio de la comida sube.
La macroeconomía dominicana nos dice que el PIB del 2023 apenas tuvo un desempeño de un 2.4 %, inferior a la meta que era de un 4.5 %, pero el dato poco le incumbe al ciudadano de a pie, para ellos lo relevante es si los ingresos monetarios en su casa mejoraron o empeoraron para poder comprar lo que cuesta la canasta básica de alimentos y servicios y, resulta, que al 85.0 % de la población del país, sus ingresos no les alcanza para cubrir el valor de la canasta básica promedio nacional, que en la actualidad es de RD$ 44,927 al mes.
En la misma línea de los precios, que el Banco Central informe y muestre con satisfacción que la tasa de inflación general se encuentra en el rango meta, con un nivel de un 3.32 %, el dato poco le agrada a la gente, al no sentirse representado y menos beneficiado del indicado resultado. A la familia, le importa saber si el precio de los productos de primera necesidad, los que consume la mayoría de la población en el día a día, ha subido o ha bajado con respecto a lo que dice la información del gobierno. Auscultando, resulta y viene a ser, que cuando alguien va al comercio a comprar azúcar, esta subió en un 22.0 %, el arroz, en un 10.7 %, la cebolla en un 9.6 %, el salami lo propio en un 9.0 %, en el último año, de enero 2023 a enero de 2024.
Cuando el equipo económico del gobierno informa con cierto orgullo que la deuda pública no consolidada ha bajado, porque su presión con relación al PIB ha disminuido a un 45.6 %, un poco abusando del conocimiento de la gente, como sofisma que pretende ocultar que el saldo de la deuda hoy día es mayor que ayer y que se encuentra en US$ 54,828.8 millones, el más elevado de la historia económica de la nación. Lo que la población sabe es que, por el endeudamiento, las personas sin haber ido al banco a tomar prestado o al colmado a coger “fiao”, deben algo y esta opinión le ofrece el dato de que deben más RD$ 300 mil cada uno y eso molesta y peor aún, cuando en una auditoria visual no ven ninguna obra que lo justifique.
De igual manera, a los ciudadanos, especialmente los que están generando algún nivel de ingreso monetario para mantener a su familia, poco le importa que el presidente de la República diga que al gobierno el dinero le rinde, cuando los bolsillos de los trabajadores hoy tienen RD$ 4,031 menos que en diciembre y que de tanto estirar el dinero y entrarse las manos en los bolsillos, ya se encuentran rotos, dramatizando aún más la expresión de que lo que ha habido es un cambio sin menudo.
Otro indicador económico de corto plazo, asociado a lo microeconómico es la tasa de interés de los bancos, aquella que cobra cuando una persona solicita un préstamo para una casa, un pequeño negocio o la compra de un vehículo de motor. A la gente no le interesa ni entiende que la tasa de interés bancaria se elevó cuando la política monetaria se hizo restrictiva y que desde hace más de medio año el Banco Central ha bajado su tasa de referencia, sin lograr el efecto traspaso para que los bancos privados la reduzcan. Los usuarios del crédito bancario lo que saben, porque les afecta negativamente, es que la tasa de interés activa promedio ponderado en lo que va del año 2024 está en un 14.85 %, cuando en igual tiempo en enero de 2022 era de 9.60 %, para un aumento de 5.25 puntos porcentuales.
El relato que el gobierno cuenta, dice lo que le conviene, pero la gente a viva voz narra lo que padece, que hoy no está mejor que ayer, quedando la población abatida por las situaciones económicas adversas. En la racionalidad del elector dominicano, se puede anticipar que los resultados de las elecciones del 18 de febrero de 2024 pueden no ser favorables para los que la población ha identificado son los responsables de su condición degradada y que cabe la posibilidad de que utilicen el voto económico como forma de castigarlos.