El 90% de las personas que se suicidan cursan con algún trastorno psiquiátrico. Más del 50% presentan depresión no tratada o trastorno bipolar con abandono de tratamiento. Otras personas presentarán problemas de dependencia a drogas, trastorno de personalidad, problemas económicos, desesperanza, dependencia emocional, poca tolerancia a las frustraciones, soledad, vacío existencial, entre otros problemas.
Si aprendemos a conocer la depresión, y nos detenemos a escuchar a las personas, y observamos sus comportamientos podemos ayudar a prevenir cientos de suicidios. La mayoría de las personas que se han suicidado dieron voz de alerta, o manifestaron su desinterés por la vida: “la vida no tiene sentido, me da igual morir, no vale la pena vivir, cualquier día desaparezco, pronto van a descansar de mi persona”, etc. Existe inconscientemente una necesidad de ayuda que se deja expresar de diferentes maneras.
Ese perfil de personas potencialmente suicida se va a presentar con indicadores que hay que tomar en cuenta: si en la familia alguien se ha suicidado, ser del sexo masculino, no tener trabajo, vivir arrastrando deuda y conflictos legales; pobres vínculos familiares y ruptura marital; la existencia de episodio depresivo severo en otras ocasiones, acompañado de alcoholismo o enfermedad médica crónica; pobre habilidad y destreza para resolver conflictos, con alta tendencia a la culpa y resentimiento. Una persona en esta situación y que manifiesta desinterés por su vida, hay que ayudarle, apoyarla y no dejarla sola. ¿Qué hacer? visite al psiquiatra, acepte la ayuda. Ayudar implica: escuchar, pagar deuda, comprar los medicamentos, dar alimentos, ofrecer compañía, ponerse en su lugar, etc.
Cientos de personas que pensaron en el suicidio y encontraron apoyo y solidaridad, han superado depresión, divorcio, cárcel, crisis económica, acoso moral y otros daños que han sido resueltos. Años después, la vida tiene sentido; han descubierto su propio valor de existencia y felicidad.
El suicidio se previene, se puede tratar y se borran las ideas suicidas del pensamiento. Ayude y apoye al que está en crisis. Necesita salud mental y mucha esperanza. Las personas que optan por el suicidio han perdido la esperanza, la fe y la razón existencial de seguir viviendo. No es debilidad, ni falta de carácter, ni flojera existencial.
El vacío descansa en la patología que tiene, en las actitudes emocionales con las que vive, y la influencia de la crianza, de la cual no es responsable. La solución es la ayuda. Hay que adelantarse a la depresión. El diagnóstico temprano y el tratamiento a tiempo siguen siendo la mejor prevención. El suicidio es una tragedia que impacta a futuro. Hay que prevenirlo. Si lo ha tenido que confrontar busque la ayuda, debido a que construye rabia, culpa, incomprensión e impotencia.