Cada vez son más las ciudades cuyo horizonte está dominado por los rascacielos.
En parte ofrecen una solución práctica ante la población creciente de las urbes, maximizando el metro cuadrado de terreno.
Pero también son una de las maneras que tiene un país para mostrar su riqueza y sus ambiciones para el futuro.
En el siglo XX, Chicago y Nueva York compitieron por el título de la ciudad con el rascacielos más alto, con la Torre Sears y el Empire State.
Pero ahora se han quedado atrás, ante las últimas construcciones de China y Emiratos Árabes Unidos.
Allá los rascacielos son más y más altos, con diseños tan intrincados que desafían la gravedad.
Los ingenieros de estructuras suelen enfrentar muchos retos cuando diseñan este tipo de construcciones.
Así le tocó a la británica Roma Agrawal cuando trabajó en las obras del Shard, el edificio más alto de Londres (de Reino Unido y también de Europa occidental).
«Recuerdo que al visitar Nueva York cuando tenía cinco años me quedé totalmente impresionada con los rascacielos», cuenta.