Actualmente la Universidad de Essex, en el sur de Reino Unido, se encuentra estudiando un proyecto para construir la que sería la alberca más profunda del mundo.
La propuesta es construir un enorme tanque acuático de 50 metros de profundidad, lo que sería 38 metros más hondo que la que posee la NASA para sus proyectos científicos en su sede de Houston.
Y de llegar a realizarse, la construcción costaría unos US$60 millones
Uno de los objetivos de la nueva alberca es la enseñanza del buceo profesional.
Esta piscina serviría para simular la microgravedad y ayudar a la exploración que hacen los buzos de los sistemas vivos bajo el mar.
El socio del proyecto, Blue Abyss, dijo que la piscina podría ser utilizada para los estudios de vuelos espaciales, monitoreo ambiental, entrenamiento en buceo comercial avanzado y fisiología humana y marina.
Para Bryn Morris, de la Universidad de Essex, la idea de la piscina combina «muy bien» con las «fortalezas» la institución educativa.
Pero ésta no será la primera piscina de grandes dimensiones en el planeta. Actualmente la que posee ese récord es la Y-40, que tiene 42 metros de profundidad.
Inaugurada en 2014 en la ciudad de Montegrotto, Italia, es utilizada como lugar de recreo -hace parte del complejo del hotel Terme Millipini- y para instrucción de buceo.
Uno de ellos es la piscina de uso recreativo; más abajo se pasa a un espacio de unos diez metros de profundidad donde se realizan los ejercicios de buceo para principiantes.
Después se nada hacia adentro de un cilindro de 25 metros que termina con el símbolo de Y-40 donde muchas personas bajan para tomarse una foto después de finalizados los cursos de descensos más exigentes.
Es una de las piscinas más famosas del mundo: la Nemo 33. Hasta 2014 fue el tanque acuático más profundo, con 34 metros, y como la Y-40 en Italia su principal uso es el deportivo.
Fue terminada en 2004 después de ocho de años de construcción y diseñada por el ingeniero John Beernaerts.
Está ubicada en Bruselas, la capital de Bélgica, y se convirtió en pionera para la enseñanza profesional del buceo.
Una de las razones de Beernaerts, en declaración a varios medios de su país, para la creación de Nemo 33 fue que era muy riesgoso dar clases de buceo a principiantes en lugares como la costa del Atlántico Norte, donde las aguas eran peligrosas para los no experimentados.
Con sus dimensiones verticales la Nemo 33 tiene una capacidad de 2.500 metros cúbicos. Fue bautizada en homenaje al capitán Nemo, un personaje de las novelas del escritor francés Julio Verne, «20.000 leguas de viaje submarino» y «La isla misteriosa».