La familia es el primer escenario de nuestra vida. En ella aprendemos a descubrirnos, a conocer el amor o el desamor. Se supone que es el lugar donde estamos más seguros; sin embargo, a veces el entorno familiar se convierte en un verdadero campo de explosivos del que es difícil salir ileso.
Los principales detonantes que convierten una familia en tóxica son: padres irresponsables, madres que no actúan como tales, diferencias entre hermanos, problemas por la herencia, decepciones con los padres, e incluso violencia psicológica y física.
La doctora Rosanna Ramírez, psiquiatra en el Centro Vida y Familia, explica que el núcleo familiar es el responsable de cuidar y proteger a cada uno de los miembros que lo conforman, además de integrar a las personas a la sociedad mediante las enseñanzas, reglas y pautas familiares.
“Con mucho dolor observamos que existen familias que no cumplen con estos roles, presentándose las familias tóxicas, donde existen patrones de abuso emocional”, dice.
La especialista define la familia tóxica como aquella en la cual sus miembros se relacionan desde patrones disfuncionales de conductas, falta de respeto, mala comunicación, manipulación emocional, violencia verbal y hasta podrían llegar a la violencia física.
Para poder sobrevivir a esta situación sugiere como necesario reconocer que pertenece a una familia tóxica, identificar los patrones de conductas dañinas y desarrollar patrones de conductas positivas.
Cómo afecta este ambiente a los niños. La doctora Ramírez advierte que el ambiente tóxico y las experiencias traumáticas que viven los niños de estás familias marcan negativamente su desarrollo social y emocional.
“Los niños se mostrarán desanimados, negativos, poco tolerantes, irritados y, en su mayoría, agresivos”.
Daño general. Pero este ambiente impacta a la familia completa. “Emocionalmente todos los miembros de la familia estarán afectados de distintas maneras: algunos se mostrarán retraídos, poco comunicativos, pesimistas, con baja autoestima y otros, malhumorados, despreocupados, poco tolerantes, irresponsables frente a sus compromisos básicos, hasta comportarse agresivamente”, explica la especialista.
Y si nos alejamos?. En el libro “La familia: de relaciones tóxicas a relaciones sanas”, la psicóloga española Laura Rojas-Marcos explica que la familia debe ser el lugar donde se desarrolla nuestro yo, y si en ese ámbito nos encontramos con personas tóxicas, entonces la solución es la distancia.
Las peores afrentas y las aversiones más profundas se pueden llegar a generar entre quienes más afecto y respeto deberían mostrarse. Probablemente la solución más saludable, afirma Rojas-Marcos, sea romper lazos, aunque no siempre resulte fácil. Y es que, como explica la escritora en su libro, la violencia destruye cualquier familia. Si la sufren los niños es probable que arrastren secuelas de adultos. El único camino es alejarse de ese entorno y recibir ayuda psicológica.