Es comprensible la inadaptabilidad estadounidense a la presencia de una potente China con un rol cada día mas relevante. Si, es comprensible pero no es razonable. Buena parte de la clase política estadounidense no conoce ni entienden a China y no hacen nada para conocerla y entenderla. China es más que un país; es una civilización histórica milenaria.
Por su calendario lunar acaba de celebrar su año 4721. China ha sido el origen de casi todo y lo sigue siendo y no ha sido por vía de dominaciones, injerencias ni colonialismo, China no ha tenido colonias, ni las tiene ni las ha necesitado; su recurso estratégico ha sido sabiduría, paciencia e inteligencia.
Desde China no se cansan en proponer la construcción de una comunidad universal donde todos tienen espacio para contribuir al bien propio y común. No es Beijing el que despliega fuerzas a miles de kilómetros de sus costas. Son sus bienes y servicios los que distribuyen por los cuatro puntos cardinales convirtiéndose en primer exportador mundial. Insoportable para EEUU. China no ha creado alianzas militares, pero es el principal socio comercial de 140 naciones. Unas 150 naciones se le han unido en una Franja y Ruta de la Seda del siglo XXI cuyos nuevos “camellos” van cargados de cooperación y contribución al desarrollo.
Claro que tiene que trastornar el sueño en Washington.
Tratan de frenarla, pero desbroza el sendero hacia su modernización. Líder absoluto en registro de patentes, de marcas y diseños industriales con un presupuesto multimillonario para impulsar la Investigación y el Desarrollo.
Mientras que Xi Jinping acaba de insistirle a EEUU, una vez más, en ser “socios más que rivales”, habla en voz alta y lo exhorta a cumplir su palabra exigiéndole, como guía para el futuro, “respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación en beneficio mutuo.
Demasiada osadía a la que EEUU no está acostumbrado a enfrentar. Por si fuera poco, se le advirtió no cruzar las “líneas rojas” de China en términos de seguridad, soberanía e intereses de desarrollo, como acaba de decir nítidamente el canciller chino al secretario de estado norteamericano.
Yendo más lejos pidió a EEUU honrar las palabras y no decir una cosa y hacer lo contrario.
Ambos, agregó, deben valorar la paz, priorizar la estabilidad y defender la credibilidad.
Definitivamente, hemos entrado a un nuevo mundo del que muchos en EEUU no se han enterado.