La denominada comunidad internacional, o mejor dicho los EEUU y Francia, no les preocupa la suerte de Haití; por ello hace décadas el designio ha sido buscar la solución en la República Dominicana para que asumamos un número creciente de inmigrantes ilegales y les demos estatus de residentes.
EEUU y Francia son corresponsables del trágico destino de Haití; en el caso primero ocuparon militarmente desde 1915 hasta 1934, apoyaron la dictadura de los Duvalier, que llevaron a esa nación a la pobreza extrema, la CIA contribuyó al golpe militar contra Jean Bertrand Aristide (primer presidente electo después de la dictadura), para luego reponerlo y volver a derrocarlo, y finalmente legitimaron elecciones fraudulentas para permitir que personajes como el cantante Michel Martelly desgobernara el país.
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Haití fue la colonia más próspera de la región, con las exportaciones de azúcar y otros productos, sobre la base de la explotación de esclavos africanos, los cuales se sublevaron y en 1804 lograron la independencia, pero dos décadas después la armada francesa los obligó a pagar una indemnización de 150 millones de francos (equivalente a US$115 mil millones del año 2022), para reconocer su independencia; carga financiera limitante de las inversiones para el desarrollo.
EEUU y la “comunidad internacional” están ejecutando una diplomacia hipócrita planteando en foros internacionales la necesidad de una fuerza pacificadora internacional, a la cual se ofreció Kenya para dirigirla, aportando mil policías y otros cientos de naciones como las Bahamas, Barbados, Benín y Bangladés; pero los EEUU ni Francia están dispuestos a financiar esa aventura ni mucho menos contribuir con recursos para ejecutar una infraestructura mínima sanitaria, escolar y de carreteras que ayude a crear empleos.
Aun en el supuesto de que Kenya supere las trabas judiciales para la intervención y EEUU aporte el financiamiento es una utopía que ese contingente, junto a la policía haitiana, va a poder destruir a bandas armadas, que mas bien son fuerzas paramilitares por su preparación y armamento made in USA. También es parte de la farsa diplomática designar un Consejo de Estado ilegitimo.
Como el designio es que la RD asuma el costo de un Estado fallido, han aplicado presiones sutiles; ahora descaradamente usan sus acólitos, como la agencia de refugiados de la ONU (ACNUR) que nos exige campos de refugiados y cese de las deportaciones, mientras Amnistía Internacional, organización proclive a los intereses norteamericanos, usando el argumento racista pretende que no deportemos y nos acusan de “suspender todas las formas legales para que las personas haitianas trabajen, estudien o residan en el país……”
Entretanto RD, gobierno y sociedad, tienen que hacer conciencia del riesgo de perder nuestro territorio; baste leer el articulo “El grito de Verón-Punta Cana” del intelectual Manuel Nuñez Asencio donde desnuda la realidad de la “haitianización” de ese polo turístico y la exclusión laboral y de los servicios de salud de los dominicanos.
Estamos a tiempo de fortalecer la frontera con el muro tecnológico y físico, enfrentar las mafias de traficantes y militares corruptos, impedir la llegada de parturientas, deportar y desmantelar las áreas ocupadas netamente por inmigrantes ilegales como “el hoyo de Friusa”.
En una década, de no tomarse las medidas heroicas, será tarde y el legado a las futuras generaciones será un país ocupado por los haitianos, sus costumbres, su espíritu destructor y castrado nuestro camino al desarrollo económico y social.