“Orgullosas de ser conservadoras. Orgullosas de ser transgénero. Orgullosas de ser estadounidenses. Estamos en el mismo equipo”, son las consignas con las que Jennifer y Jordan reciben a los asistentes de la conferencia conservadora más importante de Estados Unidos.
“Estamos aquí para hablar a otros conservadores sobre la libertad y la igualdad que deberíamos tener como transexuales y miembros de la comunidad LGTBQ”, cuenta a Efe Jennifer Williams, una mujer transgénero de 50 años.
Para Williams, la mejor manera de conseguir apoyos es acudir a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, en inglés) y discutir “directamente” sobre sus derechos con los miles de activistas conservadores que se reúnen esta semana en un hotel a las afueras de Washington.
A su lado se encuentra Jordan Evans, una joven política del estado de Massachussetts que milita en el Partido Republicano y que da la razón a su compañera.
“Si los activistas y las personas que decidirán la política del futuro no conocen a personas transgénero, si no tienen una experiencia así, no impulsarán legislaciones a favor de nuestros derechos”, argumenta en declaraciones a Efe, mientras porta una bandera estadounidense con orgullo.
Ambas tienen claro que su espacio ideológico es el conservadurismo, al igual que “una gran una parte de la comunidad LGTBQ». “No somos un grupo político que pertenece a un solo bando, somos personas reales que sencillamente tenemos opiniones diferentes respecto a diferentes temas políticos”, explica Evans.
En un entorno que a priori puede parecer complicado, las activistas defienden que el trato recibido por parte de los asistentes a la CPAC ha sido “excelente».
“El 95 % de la gente aquí nos sonríe, nos levanta el pulgar hacia arriba o nos choca los cinco (…). En definitiva, nos agradece el estar aquí. Es realmente alentador”, cuenta una emocionada Williams.
El único episodio desagradable para este grupo de transexuales conservadores ocurrió cuando “un par de jóvenes” insultó a una de ellas, narra. “Pero nada más”, asevera. Esta buena acogida indica, según Evans, “que la vieja guardia conservadora está reaccionando de manera acorde” a su propósito, dado que es el tercer año consecutivo que se organizan para alzar su voz en este foro.
En este sentido, Evans no descarta ir un paso más allá en un futuro próximo y fundar una agrupación que reúna a más miembros de la comunidad transgénero con ideología conservadora.
“Podría ser una demócrata a favor de los derechos LGTBQ -explica- pero entonces estaría en desacuerdo con otros de mis principios, como la reforma de la justicia criminal, la reforma laboral o reducir la intervención del Gobierno».
Pese a su inclinación política, reconocen que la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, no ha sido favorable a su colectivo desde la llegada del magnate a la Casa Blanca, hace más de dos años. Williams cree que Trump “no es contrario a las personas LGTBQ”, pero critica que su Gobierno “haya puesto en práctica políticas que dañan a los transgénero”, como la prohibición del acceso a las Fuerzas Armadas. “No estoy contenta para nada, pero lo que me gusta de ser estadounidense y conservadora es que puedo encontrar un espacio como este para dialogar sobre estos problemas”, justifica.
Evans, por su parte, ya ha tomado parte en la acción política con el Gobierno de Trump, pues recuerda que participó en “una reunión con la división de derechos civiles del Departamento de Justicia» sobre la materia y en la que “hubo buenos resultados».
“Pero la Administración no mostró mucho interés”, lamenta. De todos modos, ambas aseguran que supuestamente quien está detrás de los “ataques” a la comunidad LGTBQ no es Trump, sino el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence.
“Hay muchas pruebas que demuestran que Pence ha sido el generador de todo esto, ya que es un aliado muy cercano del ala más conservadora del Partido Republicano”, señalan Evans y Phillips, que, sin embargo, siguen sonriendo a la audiencia que accede al escenario donde el propio Pence ha ofrecido uno de los discursos más esperados de la CPAC.