Conciliación de posiciones para servir a la nación. El primer poder del Estado, que es el Congreso Nacional, tiene por su conformación multipartidaria máximos compromisos con el pueblo que elige libremente a sus integrantes. Órgano de contrapeso, fragua de leyes y fiscalización de ejercicios gubernamentales.
Cumple sus elevados fines cuando desde sus tribunas se expresan posiciones encontradas en un marco de respeto a las diferencias y de aceptación a lo que finalmente y en cada caso disponga la mayoría de las matrículas.
En temas legislativos que ameriten aprobación extraordinaria con suma de voluntades por tratarse de leyes fundamentales para el orden jurídico, los señores congresistas deben ser capaces de enaltecerse arribando a consensos que concedan la mayor legitimidad a los instrumentos jurídicos que han estado en sus manos.
En la presente coyuntura deben dar pasos al frente, existiendo condiciones para ello, acogiéndose sin más demoras a la urgencia de dotar a la República de una Ley de Extinción de Dominio y de un Código Penal apropiado al combate de la criminalidad en términos básicos.
Una coincidencia de criterios que sería posible si el Poder Legislativo juzga las disposiciones contenidas en esos proyectos de ley a partir de los principios universales del Derecho, doctrinas y jurisprudencias que puedan servir de guía a los debates definitivos, independientemente de las disparidades de mucho signo partidario que han estado presentes demasiado tiempo.