Condenados al “limbo”

Condenados al “limbo”

Limbo: proviene del latín limbus que significa borde o límite, haciendo referencia al “borde del Infierno”. Por otro lado, se usa la expresión popular “estar en el limbo” para indicar que una persona está desconectada de la realidad que lo rodea o un lugar misterioso donde acontecen cosas inexplicables o en un lugar, estado o situación olvidados o ignorados.

Así continúan miles de dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana 11 años después de que el 23 de septiembre de 2013 la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional interpretó de manera retroactiva la reforma constitucional estableciendo que opera para nacimientos ocurridos en el pasado (entre 1929 y 2010.)

Con esta decisión se privó a miles de personas dominicanas de ascendencia haitiana de su única nacionalidad convirtiéndoles en apátridas. Ante esta medida, las autoridades administrativas empezaron la cancelación masiva de actas de nacimiento y de documentos de identidad.

Este lunes activistas del “Movimiento Reconocido” se concentraron en una protesta pacífica frente al Palacio Nacional en la que exigieron al presidente Luis Abinader poner fin a la desnacionalización de descendientes haitianos.

Pero ¿qué significa eso en la cotidianidad y en la vida de estas personas realmente? No poder acceder a un empleo formal, educación, seguro de salud e incluso tributar formalmente, no existir jurídicamente, ni siquiera un acta de defunción. Esta gente simplemente vive en un “limbo”. No existen ni para bien, es más ni para ser identificados en caso de que incurran en algún delito.

Hablar de esto resulta incómodo para mucha gente que es consciente y sabe que está mal y es violatorio en un estado que se dice es de derechos como el nuestro, por eso muchos prefieren callar o evitar la avalancha de comentarios y ataques a seguida de la rápida etiqueta que se coloca de “prohaitiano” a quienes exponen la situación.

Es momento de que se reconozca el derecho social, económico y político de las personas que son de ascendencia haitiana y se restituya la nacionalidad de todas las personas desnacionalizadas que hayan nacido entre el 1929 y 2010.

En todos estos años no he visto una solución real que ponga fin a esta situación que ha dejado la sentencia y todas las leyes discriminatorias y racistas en contra de las personas cuyo único pecado ha  sido ser hijos de padres y madres haitianos nacidos en suelo dominicano.

Es paradójico en un país de gente que migra tanto (incluyéndome) como RD, cuya economía en gran medida es sustentada por las remesas que envían muchos que han salido en busca de lo mejor para sus familias, o donde muchas  prefieren pagar y  viajar para parir en el exterior.

Cierro recordando que esta comunidad aporta al desarrollo económico, social y cultural del país y Haití es uno de nuestros dos principales socios comerciales. El odio que se promueve no dejará nada bueno entre ambos países. Creo en que se aplique una política migratoria, creo que los límites y normas son necesarias, que el “macuteo” de las autoridades de la frontera debe acabar, creo pero también en lo justo y el respeto a los derechos fundamentales que es lo mínimo.