Hay distintos métodos para hacer conservas caseras, pues varían según el proceso al que se somete al alimento. Y es que estas son siempre un buen recurso para alargar la vida de los alimentos, necesario para aprovecharlos y evitar el desperdicio alimentario, para disponer de alimentos de temporada en otras épocas del año, etc.
Como mencionamos las conservas tienen múltiples beneficios, pero también implican cierto riesgo, como el botulismo, que es una enfermedad provocada por la ingestión de alimentos con la toxinas bacteria Clostridium botulinum.
Ante esto, le dejamos algunas recomendaciones que tiene que tener en cuenta a la hora de elaborar conservas caseras, según Gastronomía Cia:
Antes de empezar: Mantener la higiene en el lugar de elaboración. Todos los utensilios, superficies y equipos que se empleen deben estar limpios y secos. Es necesario lavarse las manos tanto antes como durante la manipulación de los alimentos.
Elegir tarros y tapas de materiales resistentes a los tratamientos térmicos, como, por ejemplo, cristal o acero inoxidable. Tanto los tarros como las tapas estarán previamente limpios, desinfectados y secos. Para ello, se deben cubrir de agua y hervir durante al menos 15 minutos, dejándolos escurrir hasta que se sequen.
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1. Pelar, escaldar o cocinar los ingredientes o alimentos que queremos conservar.
2. No llenar los tarros totalmente, dejando libres unos 2 o 3 centímetros por debajo del borde del tarro.
3. Remover el contenido del tarro para asegurarse de que no hay aire en su interior y poner las tapas.
4. Colocar los tarros en una olla convencional en posición vertical, con la tapa hacia arriba, sumergirlos en agua hirviendo (100º C) durante una o dos horas, dependiendo del tamaño del tarro o del alimento.
Colocar los tarros en una olla a presión posición vertical, con la tapa hacia arriba. Llenar la olla de agua hasta cubrir completamente los tarros, dejando un espacio de 3 a 5 centímetros hasta la tapadera. Cerrar la olla y mantener la cocción de los tarros entre 20 y 60 minutos desde que empiece a salir el vapor. Retirar del calor y esperar hasta poder abrir la olla.
5. Extraer y poner los tarros boca abajo mientras se enfrían, para comprobar que el cierre es hermético.
6. Una vez frías las conservas, se almacenarán en un lugar fresco y seco, etiquetadas con el producto que contienen y la fecha de elaboración.
Además, se deben desechar las conservas que presenten abombamiento, óxido, pérdidas de líquido u olores anómalos.
Las esporas pueden resistir las altas temperaturas a las que se someten las conservas, mientras que las toxinas que producen se destruyen mediante el tratamiento térmico. Por ello, se recomienda, como precaución antes de consumir conservas caseras, calentarlas a 80º C durante al menos 10 minutos, ya que de esta forma se destruye la toxina que pudiera estar presente.
Una vez abierta la conserva, se debe mantener en el frigorífico.
La calidad y el valor nutricional de los alimentos en conserva disminuyen con el paso del tiempo, por lo que se recomienda que se consuman en el plazo de un año.