Consulados en dispersión de tarifas excesivas. Las relaciones entre comunidades de dominicanos situadas en diversas ciudades del mundo y las legaciones que por esos países representan al Estado de su procedencia escapan a la racionalidad, al menos en la aplicación de cobros por la expedición de documentos de los que no se puede prescindir para residir fuera y viajar.
Han dejado de cumplirse esquemas trazados con anterioridad para que cada representación consular brinde un servicio eficiente y uniforme a los conciudadanos emigrados sin sacrificarlos económicamente mediante la fijación inmoderada de tasas en estos tiempos de inflación desbocada.
Al Poder Ejecutivo debe constarle que ese tratamiento de tarifas excesivas por decisiones unilaterales aplica una carga injusta para el ingreso promedio de ciudadanos procedentes de este país sometidos a fuertes jornadas laborales usualmente.
Y es excepcional porque no les ocurre lo mismo a inmigrantes procedentes de otras partes de América Latina asentados en Europa y Estados Unidos que en sus consulados no van al encuentro de atenciones burocráticas elevadas.
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Las funciones consulares no deben ser asignadas como oportunidades para la obtención abundante de ingresos a costa de contribuyentes expatriados que con remesas generan una de las principales fuentes de divisas a la economía.
Sin esa gente esquilmada por su propia gente fuera de aquí, República Dominicana quedaría en déficit de balanza de pagos y en devaluación de la moneda nacional. ¡Respaldan a su nación!