Pregunta de la lectora:
Mi esposo se fue de la casa hace unos meses. Siempre fue una pareja muy buena. Quiere regresar pero me plantea una serie de condiciones que me parecen exageradas. Necesito una orientación, pues no es fácil volver con una pareja que nunca explicó sus razones para marcharse.
Respuesta de la terapeuta:
Si la relación de pareja fue buena durante muchos años y por alguna situación crítica el optó por irse y posteriormente volver, es probable que haya reflexionado acerca de esas decisiones. En primer lugar, es preferible hablar de abandonar la relación y no de que se fue de la casa, no es una situación impersonal, están implicados en un estado de malestar emocional.
Quizás consideró el impacto que tuvo sobre en su vida el cambio de estatus quo y que se planteara la oportunidad de regresar y puntualizar algunas situaciones que le resultaban incómodas y que nunca se atrevió a expresar.
Es muy riesgoso acumular tensiones, no expresar los desacuerdos y tolerar situaciones incómodas, de manera que esta es una oportunidad para crear espacios de diálogos sinceros y flexibles. Eviten levantar muros de defensas, ataques y contraataques, así no funcionaría; todo lo contrario, se activarían viejas tensiones.
Si ambos están en la disposición de dialogar de manera franca para reconsiderar las circunstancias que generaron tensión e incomprensión, ahora tienen la oportunidad de hacerlo con actitud de escucha activa, a fin de expresar con claridad el punto de vista de cada uno y hacer las aclaraciones pertinentes. Deben tomar en cuenta que no se trata de ver quién tiene la razón, sino de ser empáticos y reconocer cómo los comportamientos o las actitudes de uno influenciaban al otro y, en consecuencia, asumían posturas defensivas.
Las parejas no se percatan de que, en muchas ocasiones, asumen actitudes de víctimas, se sienten heridos, ofendidos e incomprendidos. Percibirse así conlleva a sentimientos de tristeza, desesperanza y desgaste de la confianza.
El distanciamiento se acrecienta, la evitación se convierte en una respuesta recurrente y la frialdad afectiva y sexual se incorpora a las tensiones cotidianas.
Revisen estos puntos e inclúyanlos en sus conversaciones para identificar de qué forma resultaron afectados y se planteen cómo superar esos escollos.
Si están animados a retomar la relación y reconocen que se aman, superarán lo padecido y reforzarán el vínculo.