Consultorio de Familia

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Soraya Lara de Mármol

Pregunta del lector: He tenido dificultades para conciliar el sueño, si despierto tengo dificultad para retomarlo. Pienso en situaciones inquietantes, como por ejemplo en los trabajos pendientes, en los problemas y con la probabilidad de contagiarme del coronavirus. No logro descansar. ¿Qué me recomienda?

Respuesta de la terapeuta: Su situación es similar a la que experimentan otras personas en estos tiempos. En la primera etapa de la pandemia predominaba el miedo, la situación se percibía abrumadora porque no se podía precisar con certeza el impacto que tendría en cada país afectado. Los Estados se mostraron alertas ante la gravedad de la enfermedad y la probabilidad de fallecimientos masivos, por lo que tomaron medidas: distanciamiento social, higienización y uso de mascarillas.
Estas medidas no siempre fueron muy bien recibidas por una parte de la población que reaccionaba negativamente al suponer que estarían encerrados y que debían enfrentar una supuesta realidad temible, en cuanto a las relaciones interpersonales familiares. Luego algunos comenzaron a sentir miedos irracionales. Unos pocos tuvieron pensamientos mágicos sobre la supuesta erradicación de la pandemia por medio de sus acciones.
El miedo que no se corresponde con un peligro real es lo conocido como ansiedad, que conlleva consecuencias negativas para la salud. La alteración del sueño es una de ellas.
En primer lugar, recomiendo hacer ejercicio de respiración, le beneficiará y aprenderá a relajar el cuerpo y calmar los pensamientos.
Segundo, revisar los hábitos o actividades que realiza antes de irse a la cama. Quizás se percate de una serie de comportamientos que deterioran la rutina y la calidad del sueño.
Generalmente, son actividades que impiden percibir las señales que inducen al sueño y de que es hora de irse a la cama y prepararse para dormir.
La llegada de los dispositivos tecnológicos ha sido de gran beneficio, cuando son mal utilizados pueden ser peligrosos. No se discrimina el tiempo para usarlos. Muchas personas los convierten en apéndice y desarrollan una relación de inseparabilidad.
La luz que emiten, la atención que se les presta, llevarlos a la cama, chatear, revisar correos electrónicos o mensajes son comportamientos que podrían distorsionar el proceso del sueño.
Los pensamientos negativos, improductivos y recurrentes son invasivos y molestosos. Es probable que existan otros comportamientos que desfavorezcan en la conciliación del sueño y el disfrute de un descanso reparador. Relájese, calme sus pensamientos y cambie hábitos.

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