Pregunta de la lectora: Cuando uno tiene que tomar la decisión de separarse de su pareja aparece el sentimiento de culpa, peor aun si se tienen hijos. Experimento frustración si me quedo y siento miedo si pienso que no estaré con él. ¿Por qué es tan difícil salir de una relación?
Respuesta de la terapeuta: Usted ha descrito bien lo que experimenta: culpa, miedo y frustración. Sentimientos y emociones que predominan y la paralizan.
Detenerse a pensar y experimentar lo mismo cada día, no hacen más que mantenerla atrapada en un círculo desgastante que le impide ver más allá de la cotidianidad y, que además, limita la capacidad de observar nuevas posibilidades.
En muchas personas observamos que cuando baja el estrés producido por los conflictos acumulados, se distancian de estos, lo que da paso a la valoración de los aspectos positivos de la pareja que justifican permanencia la relación.
También aparecen recuerdos gratificantes, se valora el rol de padre y se considera el posible efecto que tendría una separación sobre los hijos. Además, surge la sensación de incertidumbre de lo que podría pasar si se separa.
Estos mecanismos psicológicos, reducen la posibilidad de seguir hacia adelante con la toma de decisión. Se magnifican los aspectos adversos, de lo que posiblemente pasaría, por lo que se incrementa el temor.
Por otro lado, el sentimiento de culpa es una trampa que atrapa y provoca un malestar intenso, aparece la idea de que haría daño, de que faltaría a la pareja y a sus hijos. Además, como madre es capaz de renunciar a sus propios deseos y valorar más los de sus hijos. Sin embargo, si usted no está bien, sus hijos serán receptores del malestar de ambos.
Evalúe si su miedo es real o imaginario, concrete sus planes, identifique la fuente de apoyo social y quiénes la componen, y qué tipo de soporte pueden ofrecerle.
La frustración experimentada es consecuencia de no haber logrado una relación satisfactoria y no percibir un vínculo seguro y de confianza, una situación que podría reforzar su toma de decisión.
Haga conciencia de que toda decisión trae consecuencias y de que en sus manos está superar la frustración, el miedo y la culpa.
Reconocerse a sí misma, valorar lo que se merece como mujer y cómo se percibe en los próximos cinco años, podrían ayudarla a decidir.