Consultorio de Familia

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Soraya Lara de mármol

Pegunta del lector: En mi infancia fui maltratado por mis padres. No siento odio ni rencor hacia ellos, pero el recuerdo me duele. ¿Cree que puedo superar el pasado y dejar de pensar en el maltrato?

Respuesta de la terapeuta: Existe la probabilidad de que la mayoría de las personas hayan sufrido alguna experiencia dolorosa en su infancia, algunas las superan con facilidad, a otras les toma más tiempo o requieren de un acompañamiento psicoterapéutico para lograrlo.
Me parece interesante que usted lo reconozca y se haya animado a preguntar. Es parte importante en todo proceso de sanación emocional.

Una vez ha detectado el malestar que le generan esos recuerdos, solo le queda superarlos y dirigir su atención hacia la reconciliación con el pasado.
Enfoque su atención en observar qué siente, qué piensa y cómo reacciona ante los recuerdos negativos. Se dará cuenta de que cada pensamiento o recuerdo doloroso también se registrará en su cuerpo; se sentirá desesperanzado, con falta de ánimo y sin energía. Es probable que se sienta drenado por el sufrimiento.

El riesgo de quedarse entre esos recuerdos es que mantendrá un estado físico de dolor por la evocación a través de sus pensamientos.

Quienes quedan atrapados en el dolor emocional, tienen mayor riesgo de presentar enfermedades psicosomáticas, o sea, sin una causa o condición médica.

Si cambia su forma de pensar, también lo hará la forma de percibir el pasado, modificará su estilo de vida y desarrollará nuevos hábitos de salud.

No se trata de resignación, pues esta tiene la particularidad de someter al recuerdo doloroso y a tener presente a las personas del pasado. Es seguir mentalmente supeditado.
La conformidad y tolerancia respecto al pasado lo deja anclado sin que usted se responsabilice de hacer lo suficiente para su beneficio emocional y espiritual.


No deje que el recuerdo le duela. Si lo permite, sufrirá dos veces. Desactive el recuerdo doloroso, interiorice pensamientos positivos, de amor, gratitud, paz y amor.


La aceptación le permitirá colocarse en actitud resiliente, conocer lo acontecido, aprender de la experiencia para no repetirla con su descendencia y comprender que sus padres no contaban con las herramientas disciplinarias para hacerlo de manera distinta.
Comprender a sus padres es una actitud que lo favorece para entenderlos y perdonarlos, aunque no necesariamente tenga que decírselo. Es una opción de reconciliación y liberación del pasado.
Mi frase para usted es: toda persona tiene la capacidad de cambiarse a sí misma.

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