Respuesta de la terapeuta: Esta afirmación se sustenta en la teoría de la evolución de la especie humana.
El Dr. Murray Bowen, quien desarrolló la teoría Transgeneracional en Terapia Familiar, plantea que hemos transitado por tres niveles en el proceso evolutivo, los cuales han modificado lo genético, biológico, físico y emocional.
Plantea que los tres niveles de funcionamiento que interactúan y se influyen, y son el producto de la historia de la evoluciónhumana. Estos son: emocional, afectivo, cognitivo o intelectual.Este último es el más reciente en el desarrollo humano.
El nivel emocional es el instintivo, automático y primitivo. Reaccionamos de manera inconsciente. Nos impulsa a determinados comportamientos y reacciones sin que podamos explicarlo conscientemente. Por ejemplo cuando reaccionamos a una situación que nos asusta, tendemos a huir o atacar (defendernos) automáticamente.
El autor plantea que este nivel o sistema emocional está determinado por dos fuerzas vitales: la de vinculación y autonomía, las cuales interactúan y cuyo equilibrio permite mantener relaciones cercanas sin fusionarse o llegar a posiciones de extrema distancia.
Hay reacciones agresivas de defensas, por ejemplo, si vemos que un perro se acercapara mordernos, es probable que tomemos algún objeto para golpearlo en actitud defensiva para que no nos lastime. Igual podría pasar frente a un delincuente.
El segundo nivel es el afectivo. Lo emocional se elabora y se hace consciente a través de representaciones cognitivas (Rodríguez-González,2015). Este funciona como un puente entre el nivel emocional y el nivel cognitivo.
El tercer nivel es el cognitivo o intelectual, propio de la especie humana. Este comprende el mundo de las ideas, la razón, el juicio y la capacidad de autoobservación.Permite alcanzar cierto grado de objetividad sobre nuestro comportamiento y tener un mejor control sobre nosotros mismos.
Estos niveles se interrelacionan, no funcionan de manera independiente y constantemente se influyen.
Conocer estos aspectos, nos permite tomar conciencia sobre nuestros pensamientos, emociones y comportamientos, con la finalidad de procurar responsabilizarnos de nuestras reacciones, y mantener relaciones interpersonales más maduras, equilibradas y satisfactorias.