Pregunta del lector:
Sé que no se he sido buen padre, pero tengo la inquietud de saber qué tanto pudo afectar a mis hijos el que haya estado desvinculado de ellos. Mi expareja ha sido una buena madre, eso me tranquiliza. Me he dado cuenta de que he sido un irresponsable. ¿Puedo recuperar el amor y el respeto de mis hijos?
Respuesta de la terapeuta:
Dar una respuesta categórica sería muy riesgoso porque no conozco su caso ni la capacidad suya y de sus hijos para comprender el proceso emocional de la familia.
Reconocer qué le hizo desvincularse y cuáles fueron las implicaciones para su expareja y sus hijos son factores que hay que tomar en cuenta para comprender su proceso emocional y el impacto emocional que tuvo en ellos.
Además, hay que considerar que sus hijos incorporaron una imagen parental asociada con su desvinculación o desapego. Asimismo, es pertinente analizar el tipo de relación que establecieron mientras convivían bajo el mismo techo.
Por otro lado, hay que tomar en cuenta que cada hijo tiene su estructura de la personalidad, su fortaleza psíquica y su percepción acerca de cada miembro de la familia, de las experiencias emocionales incorporadas y acerca de la vida.
La fortaleza psicológica, la autoestima, el apoyo social, la actitud positiva hacia la vida, la riqueza espiritual y el apoyo social percibido son factores protectores para que una persona pueda seguir hacia adelante sin hacer de su vida una tragedia ni enemistarse con todo el mundo.
Más bien, se sitúa en una actitud comprensiva de los procesos emocionales experimentados y en vez de juzgar comprende y asume un estilo de vida en el que le asigna un significado de experiencia-aprendizaje que le permite desarrollarse y madurar sin detenerse en el pasado y las experiencias dolorosas.
Este tipo de hijo podrá mantenerse en contacto con el padre, aunque la valoración de su persona pueda estar matizada por la experiencia hijo-padre, carencias-méritos.
En oposición, encontramos aquellos que podrían percibirse afectados y considerarse frustrados por lo experimentado, magnificar las carencias y el sufrimiento e incorporar sentimientos de desánimo, desesperanza, rechazado y desvalorización hacia el padre que a su entender le falló.
Cada persona desarrolla un universo perceptivo que constituye su arquetipo mental y a partir de este interpreta lo que considera su realidad. Por tanto, su interrelación dependerá de este modelo mental.