Por: Doctor, Randol Cabrera
Está basada en la enseñanza de prácticas y de hábitos que lleven a la protección y al cuidado de las personas en la vía pública. La modernidad ha llevado a una necesaria interacción de convivencia entre los peatones y las personas que transitan diariamente por las vías públicas.
El manejo inadecuado de estas relaciones hace que cada día sucedan una gran cantidad de accidentes que con los conocimientos de lugar pudieran ser evitar.
“Las estimaciones para la República Dominicana, establecen que nueve personas, generalmente jóvenes, mueren diariamente en las vías y la mantienen con la mortalidad más alta de Las Américas con una tasa de 34.6 muertes/100,000 habitantes”, manifestó el representante de la OPS/OMS en el país.
Es necesario promulgar y hacer cumplir leyes que limiten la velocidad, avanzar en normativas que reduzcan los límites de velocidad en consonancia con los lineamientos de la OMS, así como afianzar los mecanismos de control y fiscalización.
Las políticas de gestión de velocidad deben contemplar otros aspectos sociales y de movilidad, pero si el foco está puesto en la mejora de las condiciones de seguridad, la reducción de los límites, tanto a nivel nacional como local, debe ser una prioridad.