P: ¿Se debe aplicar un impuesto especial a las bebidas azucaradas?
R: La Academia Americana de Pediatría y las Guías Dietéticas estadounidenses 2015-2020, recomiendan limitar el consumo de jugos de frutas a 6 onzas diarias en los niños de 1-6 años; mientras que los mayores de 6 años, los adolescentes y los adultos no deben consumir más de 8 onzas al día (Heyman MV, Pediatrics 2017;139).
Según diferentes estudios prospectivos a largo plazo el alto consumo de azúcar, y en particular las bebidas azucaradas, se asocia con varios factores de riesgo cardiovascular, incluyendo obesidad, diabetes y aumento en los niveles sanguíneos de colesterol y triglicéridos (VartanianLR, Am J Public Health. 2007;97).
Además, los azúcares aumentan el riesgo de caries dental, y alteran la microbiota intestinal causando hiperactividad en los niños, autismo y otros trastornos de la conducta.
El consumo de bebidas azucaradas disminuye los años de vida saludable a causa de las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer; siendo en América Latina un 1.4%, el doble de lo que sucede a nivel mundial (Singh GM, y col. Circulation. 2015; 132).
Según un estudio realizado en 15 países de América Latina, en la República Dominicana la asequibilidad relativa de las bebidas gaseosas ha aumentado, con una tasa de crecimiento anual de un 3.28% (Paraje G. y Pincheira P, Rev Panam Salud Publica. 2018;42).
En México la asequibilidad ha disminuido (-1.07% anual), influyendo el gravamen de 1 peso mexicano por litro a las bebidas azucaradas (refrescos carbonatados, bebidas de frutas y tés helados endulzados) implementado desde el año 2014.
El seguimiento durante 6 años a una población de 13 mil cuatrocientos cuarenta adultos de 45 años o más, reveló que el consumo de cada 12 onzas de bebidas azucaradas al día se asoció con un aumento de un 11% en el riesgo de mortalidad por todas las causas; mientras que el jugo de fruta 100% aumentó el riesgo un 24%.
Pero en aquéllos que consumieron 10% o más de sus calorías diarias en forma de bebidas azucaradas, comparados con quienes consumieron menos del 5%, el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares aumentó un 44%, y la mortalidad global fue un 14% mayor (Collin LJ y col.JAMA Network Open. 2019;2). ¡Sea usted el jurado!