CONSULTORIO DE NUTRICIÓN

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Jimmy Barranco Ventura

P: ¿Es cierto que los pacientes con cirrosis hepática no deben comer carne de cerdo ni de chivo?

R: La cirrosis hepática ocurre por un daño crónico causado por una enfermedad prolongada del hígado, ya sea una infección por hepatitis B o C, alcoholismo o esteatohepatitis no alcohólica, entre otras. Es considerada la enfermedad hepática de mayor prevalencia en el mundo y ocupa el quinto lugar entre las principales causas de muerte. En los primeros años la cirrosis es asintomática, pero al evolucionar los enfermos pueden sentir fatiga, falta de apetito, pérdida de peso, náuseas, dolor abdominal y pequeñas “arañas” (vasos sanguíneos pequeños) en la piel. En los estadios más avanzados hay retención de líquidos en las piernas (edema) y en la cavidad abdominal (ascitis), piel amarilla, enrojecimiento en la palma de las manos, impotencia sexual, encogimientos de testículos e hinchazón de mamas. La cirrosis hepática descompensada causa un deterioro de la función cerebral por la llegada al cerebro de sustancias tóxicas acumuladas en la sangre que normalmente deberían haber sido eliminadas por el hígado. Los enfermos con cirrosis hepática compensada no requieren una dieta específica. Es más, hoy en día, existen claras evidencias que apoyan la necesidad de no restringir ninguno de los nutrimentos (incluyendo las proteínas) dado que el estado de nutrición es esencial en estos pacientes. La restricción de proteínas conduce a desnutrición con pérdida de la masa muscular, un tejido esencial para metabolizar el amonio que es tóxico para el cerebro. El consumo diario de 1.2-1.5 gramos de proteínas por kilogramo de peso puede evitar la desnutrición en los pacientes con cirrosis compensada; una cifra que sobrepasa las recomendaciones para la población sana (0.8 g/kg/día). La mayoría de los cirróticos toleran mejor las proteínas de la leche, las aves y el pescado; tolerando también el cerdo y el chivo, cuyo consumo no debe prohibirse, salvo alguna intolerancia particular. Sin embargo, debe limitarse el consumo de carne de res, embutidos, carnes fritas y ahumadas, alimentos salados, comidas rápidas, productos de herbolaria y otros alimentos poco saludables. Se debe alentar el consumo de frutas, verduras frescas y chocolate negro, que por su alto contenido en antioxidantes pueden favorecer un descenso de la presión a nivel de la vena Porta (Hernández-Guerra M y col. Hepatology 2006).

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