CONSULTORIO DE NUTRICIÓN

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P: ¿Cómo influyen los ingresos económicos y la dieta sobre los niveles de colesterol?

R: El colesterol es una moneda de doble cara: en un lado está el colesterol de alta densidad (C-HDL) que ofrece protección cardiovascular; y en el otro, lado se encuentra el colesterol que no es de alta densidad (no-HDL), el cual puede depositarse en las paredes arteriales y aumentar el riesgo de sufrir una isquemia cardíaca (angina o infarto) o cerebral.
En el año 2017 el colesterol no-HDL fue responsable de 3.9 millones de muertes a nivel mundial, la mitad de las cuales ocurrieron en el Este, Sureste y Sur de Asia.
En las últimas décadas los factores dietéticos y conductuales que influyen sobre los niveles de colesterol han cambiado en los diferentes países.
En aquéllos con medianos ingresos (especialmente, en el Este de Asia) ha aumentado el consumo de alcohol y de alimentos de origen animal.
Estos cambios se correlacionan con la alta prevalencia de diabetes (Lancet 2016; 387), adiposidad (Nature 569; 2019) e hipertensión arterial (Lancet 2017; 389) observada en los países de medianos y bajos ingresos, comparados con los de mayor ingreso, donde las grasas poco saludables (saturadas y trans) son sustituidas por grasas saludables (instauradas).
Según un estudio reciente realizado a nivel mundial en 102.6 millones de personas de 18 años o más, los países de medianos ingresos tuvieron cifras más altas de colesterol no-HDL, comparados con los de mayores ingresos, cuyos valores tienden a disminuir (Nature 2020; 582).
La disminución del colesterol no-HDL en los países occidentales comenzó en la década del 1980 antes del uso extendido de las estatinas.
Esta reducción se debe a los cambios dietéticos, especialmente la substitución de las grasas saturadas (carnes grasosas, frituras, embutidos, lácteos enteros, mantequilla, aceite de palma, etc) por grasas instauradas (aceites de oliva, canola, aguacate, salmón, nueces, etc) y la disminución de las grasas trans (comidas rápidas, snacks, etc).
El menor consumo de hidratos de carbono (granos refinados, bebidas gaseosas y azucaradas, etc) y la mayor ingesta de grasas instauradas pudieran explicar el aumento significativo en los niveles del colesterol-HDL visto en la región del Asia-Pacífico donde la prevalencia de sobrepeso y obesidad es baja en comparación con otras regiones.

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