Pregunta de la lectora: ¿Es efectivo si una persona pide perdón en público a solicitud de otros?
Respuesta de la terapeuta: La eficacia podría ser considerada si la persona que pide perdón muestra que emana de su fuero interno, no a solicitud de terceras personas.
¿Por qué? Podría enumerar algunas posibilidades como serían evadir la justicia, asumir una postura social que no afecte su imagen, salir del paso o mantener un capital político a su favor.
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En estos casos, la persona no actúa por convicción sino porque obtendrá ganancias secundarias. No funcionaría si la persona, a pesar de hacerlo públicamente, mantiene la creencia de que todos están equivocados y que su postura es la correcta, independientemente del daño que pueda causar a terceras personas.
En el caso de que se tratara de una persona narcisista, la cual no aceptaría estar equivocada, pedir perdón implica un acto de humillación pública, y solo lo haría si lograra asegurar que su imagen no saldría lesionada.
Pedir perdón surge espontáneamente. La persona reflejaría un genuino arrepentimiento, explicaría en qué se equivocó y el daño que ocasionó su comportamiento. Además, se observaría una congruencia entre el contenido y la relación, es decir, a quién se dirige el mensaje, cómo se interpreta y cómo afecta favorable o desfavorablemente.
De manera que, quien pide perdón debe hacerlo desde su propia convicción, para que sea creíble y se acepte la disculpa pública. También, se debe mostrar congruencia entre los lenguajes verbal y no verbal.
Pedir perdón, no es solo un acto público, es un auténtico arrepentimiento sustentado en la ética.