P. Profesor, contrario a tiempos idos, ahora se esperaba a Érika como si fuera una bendición ¿fueron daños o beneficios los que nos trajo esta tormenta tropical?
R. Según los reportes recibidos de los organismos oficiales que manejan o dependen del recurso agua para su desempeño y labores cotidianas (Indrhi, Caasd, Coraasan, Inapa y Ministerio de Agricultura), son mayores los beneficios que los perjuicios.
Aunque queríamos más, no podemos quejarnos de Érika, pues la mayoría de los pueblos del Sur de República Dominicana, que permanentemente se desenvuelven en medio de un déficit hídrico, recibieron muy buenas lluvias y ello está beneficiando grandemente la producción de alimentos y a la ganadería doméstica.
En cuanto a los embalses de las principales presas del país, aunque no se llenaron completamente, la mayoría mejoraron sustancialmente sus niveles de agua, en ambas faldas o laderas de la cordillera Central, aliviando considerablemente el suministro de agua potable para Santo Domingo y Santiago (Acueductos Valdesia–Santo Domingo y Cibao Central), los dos núcleos urbanos más grandes del país.
De cara al futuro, tanto la Caasd como Coraasan, deben elaborar planes estratégicos para hacerle frente a las temporadas picos de escasez de lluvias e ir educando a la población en dos direcciones: primero para ir acostumbrando a la ciudadanía a convivir bajo un régimen de uso racional de este líquido tan vital y a la vez, ir adaptándose a los cambios globales del clima, misión que rápidamente se está adoptando en varias regiones del planeta, inducidos y motivados por los organismos de Naciones Unidas que trabajan y promueven la conservación del agua
La sequía de estos años no solo han afectado considerablemente a la República Dominicana, sino a varias zonas continentales, muy especialmente a América del Sur, Centroamérica, México y Estados Unidos. Acabamos de participar en varios eventos académicos sobre Cambios Climáticos en Ecuador, Colombia y Venezuela y lo cierto es que por doquier se está sintiendo con fuerza la influencia del fenómeno “El Niño”.
Tenemos noticias de que California y el Pacífico de Norteamérica acaba de vivir los últimos 60 meses de sequías extremas y lo más reciente, Bogotá está preparando para este fin de mes un evento que involucra a toda la ciudadanía, pidiendo “justicia climática” y protegiendo como prendas sagradas, todas las fuentes de agua que suministran el líquido vital a la capital colombiana.
¡Nosotros nos quejamos, pero no actuamos!