Consultorio Ecológico

Consultorio Ecológico

P. Profesor, la Avenida Ecológica cada vez es menos ecológica, pues nadie respeta la franja de protección de los farallones ¿Dónde está la autoridad que debe controlar todo este desastre?

R. El Ayuntamiento de Santo Domingo Este está consciente de que la industria inmobiliaria le está arruinando la Av. Ecológica y su departamento de Planeamiento Urbano sabe muy bien que existe el Decreto N° 381-92 que establece una franja de protección de 150 metros paralela a los farallones Norte y Sur, tanto del lado arriba como del lado abajo y es en sus propias narices que le están construyendo.

La Dirección General de Ordenamiento Territorial del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, tanto por la ley que la crea y por el Decreto N° 1214-04, sabe que su deber es cumplir y hacer respetar el uso que sea ordenado para estos farallones, desde la Plazoleta Juan Pablo Duarte hasta Boca Chica y el inicio de la Autovía del Este.

La Dirección de Bienes Nacionales ni el Consejo Estatal del Azúcar tampoco pueden alegar ignorancia, ni soslayar responsabilidades o hacerse los desentendidos, porque es un mandato legal vigente en favor de la ciudad, del orden y el respeto que merece el municipio de Santo Domingo Este.

Tantas veces escuchamos decir a las autoridades que la Av, Ecológica y el Parque Lineal Mirador del Este, serían el equivalente a las avenidas Anacaona, de la Salud y al Parque Mirador Sur, como fue la intención del Dr. Balaguer, autor del primer decreto, y de Leonel Fernández, autor del segundo, porque es lo correcto y lo que manda la lógica más elemental, pues en ambos casos, se trata de terrenos de utilidad pública y de terrenos del Estado dominicano (Consejo Estatal del Azúcar – Bienes Nacionales).

¿Hasta dónde vamos a llegar con este desorden? ¿Será que no hay forma de gobernar el espacio común, ni dirigir la construcción de una ciudad habitable, con criterio ambiental, de sostenibilidad o al menos ordenada?

La ciudad es un ente viviente, día a día hay que pensarla y conducirla por las vías del desarrollo. Nadie está autorizado a obstruir ni arruinar sus arterias (calles y avenidas), por donde debe circular la sangre de su porvenir. ¿Serán éstas o las próximas autoridades o en su defecto, el propio Poder Ejecutivo, quien se ocupará de rescatar la dignidad y el respeto que en estos demanda Santo Domingo Este?

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