P. Profesor, ¿es cierto que la Comunidad Ambientalista se opone al desarrollo de Pedernales?
R. Falso y muy falso. Todo lo contrario, pues todo lo que se está haciendo en Cabo Rojo en estos momentos, es el desarrollo de la “Propuesta Técnica para el Desarrollo de Bahía de Las Águilas”, de la Academia de Ciencias de la República Dominicana (2002 – 04), a través de su Comisión de Ciencias Naturales, con miras a erradicar la pobreza atroz en que la Alcoa (Aluminium Company of América) dejó sumida la población de Pedernales.
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Nuestra Academia procura “un desarrollo equitativo, justo y con rostro humano para Pedernales”. Inspirados por este sentir, hace exactamente 20 años se le presentó la misma propuesta a Don Hipólito Mejía (quien hizo caso omiso), a Leonel Fernández (cuando se hizo una anti-propuesta que un experto de la Organización Mundial de Turismo –Francesc Giró- se encargó de sepultar con los mismos argumentos de la Academia de Ciencias), a Danilo Medina (quien propició el rescate del Patrimonio Público de Bahía de las Águilas) y ahora a Don Luis Abinader (quien la está ejecutando).
Mayor no puede ser la satisfacción que sentimos y si alguna observación hacemos a la forma, no al proyecto Cabo Rojo o “Ciudad Turística Bahía de las Águilas de la Academia de Ciencias”, es porque el ambientalista se mueve en el “Carruaje de la Prudencia”, porque el artículo 8 de la Ley de Leyes Ambientales (No. 64-00), así lo recomienda a través del Principio de Precaución.
Estamos conscientes de que mantener a Bahía de las Águilas, nuestra tacita de porcelana, para exhibirla dentro de un precinto de cristal, sería demasiada presunción e incluso, una inconsecuencia, porque todo lo que Dios puso en su creación, es para el disfrute legítimo del Ser humano, su “Obra Cumbre”.