Profesor, ¿es posible sanear los ríos Ozama e Isabela?
R. Claro que sí, solo ha faltado voluntad y continuidad de propósito. Llevamos medio siglo de intentos fallidos tratando sanear los ríos de la capital, Ozama, Isabela y Haina. Y cualquiera se cuestiona, ¿será posible que algún día se puedan limpiar estas fuentes de agua que vieron nacer la primera Gran Urbe del Nuevo Mundo y que, en lugar de orgullo, hoy constituyen una “vergüenza” para la Ciudad Colonial, declarada “Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO”?
Creo que tengo suficiente criterio y calidad moral para enfocar esta problemática, pues desde 1981 me he visto involucrado en los intentos más significativos para la búsqueda de una solución y hasta puedo enumerar uno por uno los fracasos.
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Y no es que haya faltado voluntad política, ni diagnósticos precisos, pues desde que el propio Presidente Balaguer aportó los primeros 10 millones de pesos para sanear la “Cañada del Diablo – La Zurza”, sorprendido por el estudio de la contaminación del Ozama, realizado por la SOGREAF (años 80 del siglo pasado), todos los gobiernos desde entonces (Leonel Fernández, Hipólito Mejía, Leonel otra vez, Danilo Medina y ahora Luis Abinader), se han montado en un bote, se han tapado las narices y han prometido resolver definitivamente, este insulto que se le hace al turismo culto de la Zona Colonial y todavía nadie ha dado “pie con bola”.
Ahora la Academia de Ciencias quiere involucrarse para ser parte de la solución y no formar parte de un problema que no para de crecer. Su propuesta: “convertir la basura en una fuente de riqueza y bienestar, a través de la industrialización y la aplicación de la tecnología basada en la economía circular, donde todos nos involucremos en el negocio de los 300 productos extraíbles del proceso”.