P. Profesor, nueva vez, Valle Nuevo envuelto en llamas ¿Cuál es el peligro esta vez?
R. Valle Nuevo, sombrilla de las aguas cordilleranas, último reducto de Ébano Verde (Pinar Parejo) y alfombra hídrica, no resiste un fuego más. Esta vez vuelve a incendiarse la cuenca alta del Río Guayabal y parte de la cuenca alta del Río Las Cuevas, corriendo el riesgo de elevarse a la Loma de Pajón Blanco, a más de 2.7 kilómetros de altura.
Si alguien entiende de lo que estamos hablando, se trata de las tierras más altas que tiene Quisqueya y de las más frágiles de la Cordillera Central, justo al oeste del segundo macizo montañoso más elevado, después del Pico Duarte – La Pelona.
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Lamentablemente, en Valle Nuevo no se puede hacer concesiones, ¡es agua, por Dios! Allí no cabe la agricultura, causa primaria de la sangre verde derramada hacia Padre Las Casas y Presa Sabana Yegua.
Lo más grave de este caso, este incendio nada tiene que ver con las zonas más calientes del actual conflicto, Valle Nuevo Sur o San José de Ocoa, ni Valle Nuevo Norte o Constanza, sino, Valle Nuevo Oeste o Las Lagunas.
¿A quién tendremos que convencer de que sobre las cenizas no podemos erigir nuestro porvenir?, sino, sobre la alfombra de pinos y pajón blanco (Danthonia domingensis), justo donde la temperatura baja de cero y todo se vuelve hielo y escarcha todos los años, donde se encuentran los principales conos apagados de la zona volcánica más activa que le dio origen a la Cordillera Central y que provocó el alzamiento del archipiélago insular que hizo posible la existencia de la Hispaniola (sus tierras más antiguas), espacio que hoy nos alberga y que bien puede convertirnos en la “Meca del Turismo de Montañas”, en lugar de una Agricultura Trashumante y fatal.