P. Profesor, a propósito del despertar de la esperanza de Pedernales, ¿Será cierto que Monte Cristi también es tierra de promisión?

R. Claro que sí, pues allí todo es original y nada tiene que envidiarle a nadie, pues si de historia y naturaleza se trata, por aquí entró la cultura europea a Quisqueya y el Almirante de la Mar Oceana, bautizó el Morro como “Monte Cristo”.

Es más, la verdadera leyenda de “Las Sirenas” de la mitología antigua, la escribió Cristóbal Colón en su diario despuntando la navidad de 1492 (5 de diciembre), al remitirle una misiva a su amigo de infancia, Luis Stangel, cuando vio por primera vez un manatí (Trichechus manatus).

Observando cuidadosamente las características de esta rara criatura con cara de cerdo rechoncho, sus mamas y neonato, no pudo ocultar su asombro y le escribe: “Luis, pero las Sirenas no son tan hermosas como las pintan”.

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Bahía de las Águilas en Monte Cristy se llama Playa Popa, Ti Caletón es Playa La Granja y Punta Chimanche, Playa El Morro. La virginidad de Bahía Honda aquí está entre Punta Presidente y Punta Luna.

En lugar de Corales en Cabo Rojo y Bubíes en Alto Velo, Monte Cristy tiene islotes de ensueños llamados Siete Hermanos y bubíes anidando en Cayo Terrero.

Sin embargo, aquí los ojos de los empresarios, no miran sus inmensas potencialidades turísticas, si no, los negocios asociados al Puerto de Manzanillo, plantas energéticas, zonas francas y un abanico amplio de otras empresas, capaces de transformarle radicalmente el rostro a la Línea Noroeste, como los está haciendo el turismo en Pedernales.

No obstante, es imposible que la bonanza que se avecina a Monte Cristy, pueda ignorar la belleza inenarrable de la naturaleza que se esparce en todo su entorno y en particular, en Estero Balsa – Pepillo Salcedo.