P. Profesor, ¿por qué República Dominicana es un continente en miniatura?
R. Por las dimensiones de sus espacios protegidos, la importancia de su patrimonio natural y el potencial de desarrollo de sus recursos naturales. Mientras no hagamos conciencia del valor de nuestras riquezas naturales bajo resguardo y la reserva de recursos para sustentar el porvenir, mantendremos la creencia injusta de que somos una nación subdesarrollada.
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La República Dominicana es una superpotencia mundial de la biodiversidad planetaria, con valores inigualables por cualquier otra nación en el mundo. Basta un ejemplo para ilustrar su liderazgo: la Ballena Jorobada (Megaptera noveaengliae), es el segundo animal más grande que le queda al planeta y en sus aguas territoriales se conserva la mayor población que le queda a esta especie, cuyo habitat natural lo domina el Atlántico Norte y para cuya conservación, nuestro país aporta dos veces (94,000 km2), su superficie terrestre, para conservar su nicho reproductivo (Santuario Marino de los Bancos La Plata y la Navidad).
Nada puede ser peor que un pordiosero que carga en sus espaldas un lingote de oro. El Valle de San Juan produce el 92% de las habichuelas (Phaseolus vulgaris) que se consumen en el territorio dominicano, en cuyos suelos se produce el 91% de lo que comemos (Soberanía Alimentaria) y aún así, hay dominicanos que creemos que podemos sacrificar este enorme potencial por una mina de oro (El Romero), cuya reservas de metal precioso jamás podrán superar la riqueza hídrica permanente, segura y sin riesgo de que se agote algún día, a menos que cometamos el crimen de cambiar el agua por oro.
La Reserva de Biosfera Madre de las Aguas que la UNESCO acaba de colocar en el Mapa Mundial de Reservas de Biosfera, es más grande que Puerto Rico, la isla borinqueña que tiene 9,054 km2. ¿Qué les parece?