P. Profesor, ¿es cierto que los ecologistas están nerviosos porque arrancó el proyecto turístico Cabo Rojo – Pedernales?
R. Es cierto que estamos nerviosos, porque se abren muchas interrogantes que no sabemos como cerrar los signos de interrogación, pero nuestro único temor reside en que el Presidente no pueda cumplir con su palabra de respetar las áreas protegidas del entorno del Parque Nacional Jaragua, particularmente de Bahía de las Águilas, que es nuestra tacita de porcelana.
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Nosotros somos los primeros y más preocupados por el desarrollo turístico de Pedernales, para que se demuestre que la “Conservación sí Paga” y con creces cuando se hace una gestión inteligente, donde prima el aprovechamiento en lugar de la explotación. Esa provincia, para su sostenibilidad, tiene casi todo su territorio (más de un 69%), comprometido con la salvaguarda de las unidades de conservación más valiosas que posee el Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
Queremos un desarrollo sostenible y con rostro humano para Pedernales y toda la Hoya de Enriquillo, porque si es cierta mi tesis de que: “detrás de la calidad, va la cantidad”, no hay dudas de que estos espacios de la geografía patria, les espera un gran porvenir. Es más, a Pedernales le puede pasar lo que ocurre con las Islas Canarias, donde van 17 millones de turistas anualmente y ellos no llegan a un millón. Es decir, en Tenerife y Gran Canaria un visitante puede ver 17 o 20 turistas por cada canario que resida en aquellos espacios, donde el 70% de su territorio está dedicado para la conservación, vale decir, a cuidar los espacios dedicados al turismo de naturaleza.
Vamos a cruzar los dedos para que nada se detenga en Pedernales, a no ser la ambición desmedida que todo lo enturbia y para probar que nada es más rentable que la “Conservación de la Naturaleza”.