P. Profesor, le oí hablar de la creación de la Reserva de Biosfera para la cordillera Septentrional como una importante área protegida para el país, podría indicarnos ¿Cuál es el valor que tendría?
R. La importancia le viene dada por su ubicación en primer lugar y luego, por el rol que vendría a desempeñar con respecto a la sostenibilidad, como estrategia a largo plazo para la conservación y el uso racional o inteligente de los recursos naturales.
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Pero es preciso aclarar, como punto de partida, que una “Reserva de Biosfera”, no es un área protegida “per se”, aunque las incluya, puede ser una o varias a la vez, como el núcleo o espacios destinados a la conservación “in situ”, pero esta categoría se refiere a un “Modelo de Desarrollo” promovido por la Unesco, ante la imperiosa necesidad de armonizar al hombre y la biosfera, vale decir, concebir una forma de aprovechamiento del espacio que pueda conciliar la satisfacción de las necesidades humanas básicas, con la protección de enclaves naturales únicos o de extrema sensibilidad e importancia para el mundo de la ciencias.
Aunque la República Dominicana solo tiene una (Jaragua – Baoruco – Enriquillo), de al menos cinco que debía albergar en su territorio, ya en el mundo existen más de 650 actualmente, repartidas en 120 países.
Como se entenderá, las Reservas de Biosfera cubren vastos territorios, donde se zonifica el espacio para establecer sitios de desarrollo, donde se le presta especial atención a los modelos de usos tradicionales de la tierra, que hacen sus moradores, se les introducen métodos y prácticas que los hagan más eficientes y se les brinda acompañamiento a largo plazo, como una estrategia plasmada en un plan de manejo, que además incluya áreas de amortiguamiento, que aísle o garantice la integridad de los espacios destinados a la conservación estricta, que puede ser un parque nacional u otra área protegida existente en su interior.