P. Profesor, ahora que la tecnología ha creado el mundo virtual en que vivimos, ¿se podría utilizar sus alcances para ayudar a cuidar la vida marina en las costas dominicanas?
R. A nadie le cabe dudas de que, actualmente, vivimos más en un mundo virtual que en un mundo real y si alguien no se ha percatado de esta realidad, pregúntese, ¿podría alguien prescindir totalmente del celular en su vida diaria, el cual nos ata a la cotidianidad con más fuerza que la misma comida que nos sostiene con vida y que nos ha brindado la naturaleza desde el mismo momento en que nacimos?
Más simple aún, deténgase a reflexionar, ¿habrá otro instrumento en la naturaleza que le pueda llamar más la atención al ser humano que la televisión, cuando trata de utilizar o emplear agradablemente las horas de ocio, del día o de la noche? Si somos objetivos, veremos que la pantalla tiene más fuerza para atraer la vista y nuestro interés, que mirar al cielo azul que nos cobija y nos recuerda que nuestro Padre Común, nos ha dado la misma casa para que todos, plantas y animales, podamos construir la realidad que nos acoge.
Pero esta vez, lo que nos interesa saber, es si esa misma tecnología que con tanta fuerza atrapa nuestra atención y roba nuestro interés, podría ayudarnos a cuidar la naturaleza real que nos rodea y le brida casa, abrigo y alimentos al manatí, por ejemplo. Un animal tan grande y dócil, que, sin proponérselo, fue el primer embajador en darle la bienvenida a Cristóbal Colón y acompañantes a su llegada a estas tierras en las costas de Monte Cristy y sorprendió o más bien, impresionó fuertemente a Nicolás de Ovando, cuando descansaba en su barca sobre las aguas del Ozama y construía en su mente, los planos de la primera ciudad europea en América.