P. Profesor, ¿Y cuáles méritos tuvo Felix Servio Ducudray para dedicarle su nombre a las Dunas de Las Calderas?
R. Si de méritos se trata, en el campo de la divulgación científica y el conocimiento profundo de los secretos de la naturaleza dominicana, Felix Servio los tiene todos. Su capacidad de interpretación, de indagar y traducir a la literatura en prosa llana, elegante y comprensible para todo público, fue su oficio loable e incansable, durante la década de los 80 del siglo pasado.
Su estilo y facilidad para explicar la singularidad de la biodiversidad dominicana, sus ecosistemas, especies, distribución, procedencia, mecanismos de colonización, adaptación, vicarianza, así como la particularidad de los fenómenos geológicos que le dieron origen a su insularidad, sus principales formaciones y localizacion, tienen en él, a uno de los dominicanos más connotados y así se lo reconoció la Academia de Ciencias de la República Dominicana, al otorgarle el premio post morten sobre “Periodismo Cientifico”.
Para escribir sobre ciencia, no basta con leer, escuchar e interpretar, es preciso interactuar con los elementos y experimentos que se realicen y sobre el particular. Tengo múltiples ejemplos para ilustrar, comenzando con la famosa “Jaibita de Valle Nuevo”, que resultó ser una especie nueva para la ciencia y que Felix Servio colectó, en mi presencia, en las raíces de los pinares, porque no podia habitar en las aguas del riachelo de la Nevera, que se congela en invierno.
Lo mismo ocurrió con las paleodunas de Macao, reportadas por primera vez, por este insigne escritor, a partir de los trabajos de Eugenio de Jesús Marcano, su fuente más expedita y fidedigna de información científica. Su trabajo sobre los médanos en las Calderas de Baní, historia geológica y curiosidades, le merecieron eternizar su nombre como “Monumento Natural Felix Servio Ducudray” (Decreto 233-96).