Respuesta de la terapeuta: Los adolescentes atraviesan por la fase de desarrollo del cerebro, por lo que no han madurado lo suficiente para tomar decisiones que podrían ponerlos en riesgo.
A pesar de que hayan ganado algunas conductas de autonomía y los padres les hayan mostrado una confianza que las valide, todavía no pueden discriminar las consecuencias graves que les puedan ocasionar algunas decisiones.
La zona del cerebro conocida como prefrontal todavía no ha madurado, es la región clave para el control de la conducta, las funciones cognitivas, el freno social, la planeación del coompotamiento y verificar si está tomando un rumbo adecuado. Además, para reconocer y aceptar los límites propios y los de los demás.
El cerebro de los varones madura a los 26 años y el de las hembras a los 22. Ahora bien, aunque el cerebro haya alcanzado su nivel de madurez, hay que tomar en cuenta el aprendizaje adquirido en el sistema familiar y social. Muchos comportamientos disfuncionales de los padres y del entorno social son normalizados por los adolescentes, cuya tendencia es a repetir los patrones inadecuados aprendidos.
Si los adolescentes no cuentan con padres maduros que les muestren un comportamiento sosegado, de buen trato, en el que haya respeto mutuo, no lograrán interiorizar un comportamiento adecuado. Si crecen en un contexto violento, negligente, donde se habla mentiras, se desensibilizan y repiten lo aprendido.
Las conductas de los adolescentes estarán asociadas a las interpretaciones que hagan y a su repertorio de respuestas emocionales aprendido.