“Si la trompeta diere un sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?”, el principal candidato de la oposición debió leer a san Pablo en su Primera epístola a los Corintios, antes de aprestarse a emitir esa alocución tan desafinada y desafortunada, en la que transmitió inseguridad y un mensaje desmoralizante a sus tropas.
A 18 días de las elecciones, la correlación de fuerzas entre las distintas organizaciones políticas se consolidan y todo apunta a que si el candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), logra traducir las simpatías que arrojan las encuestas en votos, ganará con más de un 60 por ciento del electorado, acontecimiento inaudito en la historia política criolla.
Angelo Panebianco, un referente obligatorio para los estudiosos de las Ciencias Políticas, establece que hay dos tipos de escenarios electorales: El “semiplácido” o estable, y el “turbulento”.
El escenario electoral es estable cuando no existen “grandes expectativas de cambio” en la correlación de fuerzas de las distintas organizaciones políticas. Y el escenario electoral turbulento es lo contrario, cuando éste se dinamiza y se torna imprevisible por las variaciones entre las distintas fuerzas de los partidos políticos.
En República Dominicana estamos ante un escenario electoral estable, previsible, todos los estudios serios que se han publicado este año establecen una ventaja de más de 30 puntos entre el actual mandatario y candidato presidencial, y su principal contendiente. Lo que evidencia que el segundo se halla en lo que algunos politólogos denominan: “una situación de oposición, pero no de competencia”.
Más allá de lo cuantitativo, a la hora de evaluar las cualidades y los atributos de liderazgo entre ambas ofertas electorales, Danilo Medina supera por mucho a todos sus adversarios. Según la firma encuestadora Gallup-Hoy, casi el 65% de los encuestados siente que Danilo Medina muestra más preocupación por los problemas del país.
Más del 65 por ciento piensa que Danilo tiene mayor capacidad para tomar decisiones difíciles y posee mayor firmeza a la hora de enfrentar las presiones naturales que genera el ejercicio del poder. Y casi el 70% expresa que tiene más liderazgo que los demás candidatos.
Contrario a Abinader, un candidato sin rumbo que va en vía contraria, generando desilusión en el electorado, con un partido débil y una candidata vicepresidencial que está pensando más en el 2020 que en el 2016, el presidente Medina ha logrado configurar una gran fuerza política constituida en el PLD, el PRD y el Bloque Progresista.
Danilo representa la continuidad y el cambio. Atributos que no han podido articular el PRM y su candidato. Portavoces de un discurso cargado de fraseologías y carente de sustancia. El cambio lo encarna el estilo de liderazgo de un presidente que ha puesto a las personas en el centro de las políticas públicas. Ese es el cambio progresista que aspira continuar el electorado el 15M. Como decía Laclau: “sin constituir al pueblo como sujeto colectivo, no hay posibilidad de cambio en ningún sentido progresista del término”.