Para Eugenio María de Hostos, padre de la educación racional y del constitucionalismo dominicanos; el primer poder del Estado es el Electoral, pues de éste se derivan los demás. Elecciones libres y limpias, y transferencia pacífica del poder, son fundamentales para la democracia, la cual permite la lucha cívica por avanzar en lo económico y lo social.
Desde las elecciones del 1924, la única fuerza política que ha respetado esa regla de oro de la democracia ha sido el PRD en tres oportunidades. Horacio Vásquez, político liberal, aunque muy conservador en lo social y económico, se mantuvo en el poder desde 1928 a través de una “Prórroga de Poderes” y quiso ir más allá del 1930 con una reforma constitucional “ayudada” por legisladores de oposición. Sabemos que ese yerro le costó al país 32 años de tiranía.
En 1962 tuvimos elecciones libres y limpias, administradas por el Consejo de Estado, que ganó Juan Bosch; pero desde antes de entregar el poder, algunos de sus integrantes prepararon el golpe de Estado que sobrevendría siete meses después.
En 1966, Joaquín Balaguer ganó las elecciones por el apoyo irrestricto del poder ocupante. Solo entregó en 1978 gracias al establecimiento del Registro Electoral, la movilización del PRD y las presiones internacionales, incluyendo a los propios E. U., no sin antes auspiciar un “fallo histórico” que le dio el control del poder judicial y la Junta Central Electoral (JCE). En cambio, el gobierno del PRD, no solo permitió que en 1982 triunfara un sector de su partido que le era contrario, sino que el balaguerismo ganara en 1986 y recibiera el poder sin contratiempos.
En 1994 el PRD con Peña Gómez ganó las votaciones, pero hubo un enorme fraude constatado y documentado internacionalmente, pero solo las grandes presiones nacionales e internacionales consiguieron que dos años después Balaguer entregara el poder a Leonel Fernández del PLD, a quienes ayudó con votos y fraudes. En el 2000 éste tuvo que entregar el poder a Hipólito Mejía y al PRD, porque estaba en minoría tanto en el Congreso como en la JCE. Este último perdió las elecciones en el año 2004 y entregó el poder pacíficamente.
Desde entonces, el PLD ha logrado, combinando corrupción mayúscula y manipulación mediática, el control absoluto de la JCE y de las llamadas “Altas Cortes”; es decir: la Suprema Corte de Justicia, con su Consejo del Poder Judicial, el Tribunal Superior Electoral y el Tribunal Constitucional, además del Congreso, la JCE y el poder coercitivo de la fuerza pública, para eternizarse en el poder.
Haití, más atrasado política y socialmente que nosotros, está luchando decididamente contra el control electoral y la suspensión de las elecciones, exigiendo con movilizaciones populares una ley electoral justa, y cambio del Tribunal de Elecciones y el Consejo de Poder Judicial, logrando la renuncia del Primer Ministro.
La lucha real por la democracia ya se inició en el país, exigiendo la sustitución de los organismos secuestrados que pretenden asegurar el continuismo del PLD mediante la legitimación del fraude y la destrucción de los partidos de oposición. Aunque repriman esas protestas, como el caso de jóvenes de la Convergencia y el Foro Renovador, nada detendrá el reclamo popular por elecciones libres y limpias para el año 2016. Seguiremos comentando…