En Estados Unidos, Europa del euro y en todas partes, muy alto es el precio que se está pagando para bajar la inflación. Aquí también. Para reducirla de 10.48% en mayo 2021 a 5.15% el pasado abril, el costo fue US$1,200 millones, al perder la economía 4.7 puntos porcentuales de crecimiento, de 6.1% en enero-marzo 2022 a 1.4% en el mismo trimestre de este año, por endurecimiento de la política monetaria.

De dos maneras puede explicarse el menor crecimiento, por el lado de la producción se debió al aporte negativo del valor agregado de industria local, zonas francas y sector construcción, y menos crecimiento de los servicios, excepto hoteles, bares y restaurantes. Si lo miramos desde la óptica de la demanda, por la contribución negativa de la demanda interna de 3.3 puntos porcentuales, porque el sector exterior neto, que acostumbra descontar al crecimiento del PIB, aportó 1.9 puntos porcentuales, no obstante, el mayor aumento de las importaciones a precios corrientes respecto a las exportaciones, lo contrario en volumen.

En enero-marzo las exportaciones totales sumaron US$3,349.5 millones, aumentaron 0.2% a precios corrientes y redujeron -2.3% en volumen, debido a los precios (que aproximo con valores unitarios), aumentaron 2.5%.

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Si anualizamos el crecimiento, cerraría por debajo de 1%, menos que el 1.7% del comercio mundial estimado por la OMC, lo que implicaría pérdida de cuota de mercado a precios constantes que es como hay que medirla.

Las importaciones totales aumentaron 1.8% a precios corrientes y decrecieron -4.2% en volumen, estimando libremente un 6% de aumento de precios. Las compras externas no petroleras crecieron 3.4%, por el consumo de bienes no duraderos, duraderos e inversión en capital fijo, y las petroleras redujeron -4.9% por la caída de precio del petróleo. El aumento de 6.7% en el volumen de petróleo y derivados importados es la principal explicación del incremento en US$119 millones, un 3.3 %, hasta US$3,725.7 millones, del déficit de la balanza de bienes a precios corrientes en el primer trimestre respecto a los mismos meses de 2022.

Tenemos el reto de convertir el sector externo neto en el principal motor del crecimiento del PIB, para lo que es necesario aumentar el volumen exportado. Para lograrlo, debemos aprovechar los cambios que genera la lucha de potencias por los espacios de influencia política y dominio del mercado mundial de bienes, servicios y tecnología, para reformas estructurales, incluyendo educación a nuestros jóvenes en habilidades empresariales, que nos conduzcan a ganar competitividad y cuota de mercado.

En 2022 ganamos competitividad, explico cómo y concluyo. El mejor indicador es el costo laboral real por unidad producida que incluye, además de salarios, la productividad por ocupado. Para demostrarlo uso cifras del Boletín Trimestral Mercado Laboral del Banco Central, el costo nominal laboral total (ingresos por horas trabajadas a la semana más productividad por ocupado) fue de $148.37 pesos en el cuarto trimestre de 2022, aumento 10.2% comparado con el mismo cuatrimestre de 2021.

Como la productividad por ocupado creció 18.2%, más que el ingreso nominal (8.7%) por hora del trabajador, y mucho más que el ingreso real (0.87%) descontando la inflación interanual de 7.83% en 2022, la conclusión es que las empresas ganaron competitividad, evitando que fuera mayor el descrecimiento del volumen exportado en los primeros tres meses de 2023.