La relación entre el comportamiento humano y la economía, fueron radiografiados con gran precisión en 1938 por Harry Scherman, en su obra considerada un clásico de la literatura económica; “Las promesas por las que vivimos”.
Dentro de esas promesas están el ahorro y el crédito, elementos fundamentales para el desarrollo de las personas. Ambos juegan un papel crucial en la creación de oportunidades y la construcción de un futuro promisorio.
Sin embargo, lo que ha sucedido recientemente con los socios y ahorrantes de la Cooperativa de Herrera (Coop-Herrera), a los cuales los han dejado “enganchados”, golpea descaradamente la fe y la esperanza, no solo de sus clientes, sino de todo un sistema.
Puede leer: “El dengue está bajo control”. ¿Dónde?
Conmueve escuchar las quejas y penurias que está atravesando cientos de personas humildes, que tampoco reciben información que les permita saber cuándo podrán recibir sus ahorros o inversiones.
Antes de la intervención del Ministerio Público, a los socios les entregaban en las sucursales, un formulario de solicitud para supuestamente devolverles sus recursos en un plazo de 90 días, pero vencido ese plazo, ni recibieron el dinero, ni tampoco explicación por parte de la cooperativa, ni tampoco del Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP).
Todo parece indicar que a la entidad responsable de velar y fiscalizar el Movimiento Cooperativo a nivel nacional según la Ley 31-63, fue debidamente “velada” y burlada por los ejecutivos de Coop-Herrera.
Las autoridades del IDECOOP, deben crear los canales de comunicación y orientar a la gente que confiados y de buena fe, colocó su dinero en esa institución, y no deberían ahora comportarse como el que se lavó las manos.
Se han producido varios querellamientos en contra de sus ejecutivos y según algunas indagatorias, los afectados tienen un plazo de 8 meses para presentar querellas. El solo hecho de imaginar, lo que significa someterse al estrés de los procesos judiciales en nuestro país, les floja los dientes a cualquiera.
Hasta ahora las autoridades correspondientes, no han hecho saber formalmente a los afectados que sucederá con las personas que no tienen ascendencia social o fama.
No se puede ver el caso de Coop-Herrera, como un hecho aislado del sistema cooperativo del pais, porque si las regulaciones son débiles o no se producen las debidas fiscalizaciones de manera oportuna y eficiente, nada garantizará que esto no vuelva a suceder.
Si ni el socio, ni el ahorrante tiene seguridad y garantía por parte de las autoridades del sector de que su dinero está garantizado, es muy probable que la gente empiece a perder la fe, en un sistema cuyos orígenes se remontan al año 1844 en Inglaterra y hasta ahora ha sido exitoso.
Aunque en nuestros tiempos quien manda y gobierna es el señor consumo, no se puede ignorar que ahorrar permite a las personas acumular recursos para hacer frente a emergencias, tener fondos disponibles para oportunidades futuras, como la compra de una casa o la educación de los hijos y construir la seguridad económica a largo plazo.