Por: Rafael Ben y Agostina Signorini
Costa Rica es mundialmente conocida no solo por sus bellezas naturales, sino por su compromiso indudable con la conservación del medio ambiente. Ahora también está colocándose a la vanguardia en redes eléctricas inteligentes para un uso más sostenible de la energía en momentos en que el planeta más lo necesita.
Las redes eléctricas inteligentes utilizan tecnologías digitales de información y comunicación para monitorizar y gestionar el sistema de potencia, incluyendo la gestión y comunicación entre las fuentes de energía eléctrica, los elementos de transporte y distribución de la electricidad y los usuarios finales.
Las nuevas tecnologías facilitan mediciones y facturaciones más detalladas de los consumos y de los impactos medioambientales, lo que los convierte en herramientas informativas indispensables para la autogestión y los cambios de comportamiento en el consumo de energía. Asimismo, el uso de estas redes permite acceder de manera remota a los datos de los usuarios y responder rápidamente frente a problemáticas como cortes en el suministro de energía.
Con ello llegarán menores costos y mayor flexibilidad en el sistema, que beneficiarán al usuario con mayor eficiencia, calidad y confiabilidad del servicio eléctrico y por ende mayor calidad de vida. También brindará información detallada al usuario sobre su consumo para aprovechar las tarifas horarias, al poder ver en tiempo real cuándo la electricidad tiene un costo mayor o menor.
Para avanzar en este camino, en junio de 2021 se publicó la Estrategia Nacional de Redes Eléctricas Inteligentes de Costa Rica, elaborada por el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) con el apoyo del Banco Mundial y ESMAP, tras un proceso participativo que incluyó a los principales actores y representantes de partes interesadas. La estrategia quedó oficializada mediante la publicación en Gaceta el 12 de noviembre de 2021 del correspondiente decreto del MINAE.
Enmarcada dentro del Plan Nacional de Descarbonización para 2050, la visión de la Estrategia es buscar un sistema eléctrico flexible, inteligente y de bajo costo, que aproveche la innovación tecnológica para mejorar la eficiencia del sistema y ayude en la descarbonización, con el objetivo de combatir el cambio climático y contribuir a avanzar hacia una economía verde.
La medición inteligente de consumo energético que se realiza en Costa Rica permite una lectura remota de los datos, integración con el sistema de información geográfica de la distribuidora, cortes y reconexiones, así como la detección de hurtos y manipulación de los medidores.
Otras funciones como la notificación automatizada de averías, el envío de información a los clientes sobre sus patrones de consumo y la posibilidad de facturación prepaga se encuentran todavía menos extendidas, pero, cuando se implementen, traerán consigo un indudable empoderamiento de los consumidores en la gestión de su consumo eléctrico.
Para las compañías eléctricas estas capacidades implican menores costes de operación y mantenimiento, así como una mayor reducción de las emisiones. También proporciona un mayor control y flexibilidad de la red, lo que permite que los procesos se gestionen virtualmente sin emplear mano de obra física, asegurando así la continuidad del sistema ante posibles crisis.
Otro buen ejemplo del impacto transformador de las redes inteligentes se encuentra en el sistema de alumbrado público, que suele ser responsable de buena parte de un consumo eléctrico muy poco eficiente. Actualizarlo en procura de alta eficiencia y dotarlo con sistemas inteligentes de encendido y apagado representaría mejoras no solo económicas y técnicas sino también sociales, en la medida en que las nuevas tecnologías permiten realizar monitoreos y, por ejemplo, incidir sobre la seguridad de las localidades abriendo el camino a las ciudades inteligentes.
En los últimos seis años, el porcentaje de generación de electricidad a partir de recursos renovables en Costa Rica ha superado el 98%. Esto ha permitido un suministro de electricidad con prácticamente cero emisiones.
Sin embargo, será necesario modernizar aún más el sector eléctrico para lograr los objetivos del Plan de Descarbonización. El compromiso de Costa Rica de conseguir la digitalización de los procesos institucionales y la consolidación de redes inteligentes antes de 2050 marca una ruta que va a permitir ser más eficiente, aumentar la seguridad del sector eléctrico y minimizar impactos ambientales, conceptos clave en la transición energética. Avanzar por este camino es una decisión, cuando menos, inteligente.