Sinpalabras,
sininspiración,
sinescuchar sonidos,
sinbeso de mariposas,
sinlatidos…
en latiniebla del alma,
susurrala esperanza,
vierte sin ganas su tristeza,
alejadade sus versos,
consumidapor el afán del día,
sin naturaleza,
sin el aire que acaricia,
sin notas,
sin canto de aves,
sin paisajes,
sin lalluvia de sus ojos,
sede tiene el tiempo,
estático en el frío,
corto al sentimiento,
largo alas horas,
callados los poemas,
mustios,
agotados,
pálidos,
sin colores,
desmayados de realidades,
consumidos por la vida,
etéreos,
intangibles,
en sombras de noche,
como sueños que no despiertan,
sin belleza,
sin prosas,
sin amor,
cotidianos,
como el hombre y la mujer. Colombiana.[1]
Escribo este Encuentro en la tranquilidad de un domingo por la mañana. sin la expectativa de un horario, ni de una agenda, que ahora con la virtualidad se carga mucho más.
Escribo este Encuentro, frente a Lucas, mi nieto más pequeño, quien, enfrascado en un juego de rompecabezas, ignora mis ansiedades, desilusiones, frustraciones, esperanzas y cuestionamientos. Esa es la belleza de la inocencia. Los niños saben que existe un virus malo que se llama “coronavirus”, que le impide salir, pero mientras estén en sus hogares, con la protección de sus seres amados, se sienten seguros. Realidad ésta que no quita que cuando ven desde lejos un niño, salen disparados para verlos y tocarlos, a sabiendas de la prohibición, pues el distanciamiento físico se mantiene y mantendrá por mucho tiempo.
Escribo este Encuentro, sumergida en un torbellino de ideas y sentimientos. Creo que son los efectos de la soledad impuesta, de su eterna repetición, donde solo contamos con mañanas, tardes y noches, porque los días son iguales, y las paredes de la casa siguen estando allí, de la misma manera que 24 horas antes. Nada ha cambiado, solo el tiempo, y las mentiras de los políticos de aquí y decualquier parte.
Escribo este Encuentro pensando en los muertos que el COVID se ha llevado, en algunos casos por la irresponsabilidad de sus gobernantes. Solo en Estados Unidos, la cifra al día de hoy 24 de mayo, alcanza los 95,823 muertos. Al momento de que se publique este artículo el número, estoy segura, sobrepasará con creces los 100 ml fallecidos. ¿Es justo? ¿Es justo? ¿Nadie paga por esa irresponsabilidad? Es el mismo caso de Brasil. El flamante presidente lo ha tomado a la ligera, y en menos de un mes superan los 20 milfallecidos.
Escribo este Encuentro tristemente molesta porque ahora algunas potencias acusan a China de haber provocado el virus, o por lo menos, haber ocultado información (lo cual podría ser cierto), pero de qué vale. ¿Para qué sirven las culpas y las disculpas? La llamada “Fiebre Española” (que no sé por qué le llaman así), se inició en Kansas, Estados Unidos, y su propagación fue rápida y mortal. En un año se calcula que hubo unos 40 millones de muertos alrededor del mundo. Lo interesante del caso, es que ahora se sabe que el virus mortal se parecía mucho al H1N1. Este hecho ocurrió en plena Primera Guerra Mundial. ¿Culpamos a los Estados Unidos por este hecho y le exigimos disculpas por las muertes?
Escribo este Encuentro con la rabia contenida de que se ha politizado el asunto de la pandemia y se quieren buscar chivos expiatorios. A través de la historia, la humanidad ha conocido espantosas epidemias que han costado millones de vidas. En la Edad Media, la peste se llevó casi la mitad de la población europea. En el siglo XIX ocurrió la terrible cólera, que se inició en la India en el 1817 y duró varios años, hasta 1824. Llegó hasta el Sudeste Asiático, Japón, Oriente Medio, China y Rusia. Más tarde, en 1839 un mortalbrote en Europa en 1827 que duró hasta 1835. Después llegó a África entre 1881 hasta 1896. Estas epidemias escalonadas del cólera se llevaron millones de personas en todo el mundo. Solo en la India los muertos alcanzaron los 8 millones.
Escribo este Encuentro con la certeza de que la pandemia ha mejorado o se ha detenido; quizás en algunos lugares de Europa sí, pero con el riesgo de un rebrote. La llamada nueva COVIDianidad es una realidad, tendremos que aprender a vivir con un enemigo desconocido, microscópico y agresivo. Nos acecha y nos puede afectar sin darnos cuenta. Tener previsión es nuestra única salvación. Me apena la desaprensión de mucha gente que ha tomado la pandemia como si fuera una gripe, y no es así. El COVID 19, además del sistema respiratorio, ataca el corazón y otros órganos vitales. ¡Dios nos ampare con las muchedumbres que ya andan por nuestras calles y no respetan el distanciamiento físico!
Escribo este Encuentro, con la nostalgia de mis otros “yo”, mi familia nuclear y ampliada. Extraño los abrazos de mis nietos mayores, de mis hijos, de mis hermanos, mis cuñados
Extraño a mis amigos, a mis compañeros de labores. Extraño la vida cotidiana que ya no será la misma.
Escribo este Encuentro un domingo en la mañana, frente a mi nieto Lucas, que sigue jugando ajeno a mis torbellinos existenciales. Y me interrumpe para enseñarme sus dibujos maravillosos.
Escribo este Encuentro un domingo en la mañana. Cuando iniciaba estas reflexiones, las palmeras que se ven desde mi balcón siguen bailando al compás del viento, felices de que la humanidad le ha dejado un poco de espacio para vivir. Ellas, en su danza con la brisa, no saben de mis complejos sentimientos de tedio por la repetición incesante de los días. Siento también alegría por estar todavía entre los vivos y muchas angustias por el drama humano que vivimos.
Escribo este Encuentro un domingo en la mañana, esperando que pasen las horas, para volverlas a llenar con lecturas que se hacen a veces tediosas, con escrituras que se resisten a progresar, por poemas que esperan una nueva motivación para que los lea.
Escribo este Encuentro reconociendo que el silencio y la soledad, han llenado mi alma, y me han mostrado (con dolor y alegría) que la condición humana, aún en la más profunda de las crisis, sale a relucir. Los héroes anónimos que salvan vidas, esos hombres y mujeres, quienes, sin conocer a sus pacientes, luchan por salvar sus vidas. A todos ellos en el mundo entero, GRACIAS, GRACIAS DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MI CORAZÓN. A los que han intentado aprovechar las circunstancias para enriquecerse a costa del sufrimiento, que la vida les cobre con creces e intereses sus fechorías. A los gobernantes que por intereses, ignorancia y prepotencia han tomado malas, malísimas decisiones, deseo también que paguen por sus caros, carísimos errores que han costado vidas humanas.
Hasta el próximo Encuentro. Esperando mejor consuelo para todos.
[1] https://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-401351