COVAX, un sano intento de solidaridad compasiva

COVAX, un sano intento de solidaridad compasiva

Cuando supe que había sido creada la Facilidad COVAX sentí regocijo y recordé lo escrito por Albert Camus en “La Peste”: Algo que se aprende en medio de las plagas: que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio”. Sin embargo, los hechos no avalan a Camus: Gran parte de las vacunas iniciales las han recibido países ricos, pero eso no implica que COVAX tenga la culpa del desabastecimiento en países de ingreso medio y bajo. No condenemos a COVAX en un juicio sumario sin pruebas.

Durante la epidemia H1N1 los países de ingreso bajo y medio recibieron vacunas después que la demanda de naciones ricas quedó satisfecha. Intentando superar ese amargo precedente se creó la Facilidad COVAX que, en esencia, es una sombrilla financiera o fondo común, formado con aportes de agencias internacionales de salud, gobiernos y compañías privadas para financiar el desarrollo y distribución de vacunas a las cuales los países pobres podrían tener acceso mediante un “pool” global de compradores y donantes. Astra Zeneca fue la primera en integrarse a COVAX seguida por Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson.

COVAX tiene fundamentos éticos y también pragmáticos. Los riesgos de hacer una inversión errónea en una investigación fallida se minimizaban o desaparecían. Se cubrían las dos caras de la moneda: los países aseguraban su acceso a vacunas de diferentes compañías y el riesgo de los fabricantes se reducía ya que, de antemano, podrían estimar cuál sería su demanda. Los países que invirtieran en COVAX tendrían el privilegio de comprar vacunas manufacturadas por todas las empresas afiliadas a COVAX. Además, un país que invirtiera en una farmacéutica que no lograra desarrollar una vacuna infalible no perdería su inversión por completo pues tendría acceso a vacunas exitosas de otras farmacéuticas afiliadas a COVAX. La reconocida Sanofi aún no ha concluido el desarrollo de su vacuna.

Algunas farmacéuticas declararon por anticipado que iniciarían la producción de sus vacunas antes de culminar la fase 3 para crear un inventario masivo listo para distribuirse y aplicarse tan pronto se probara su eficacia y se lograran las aprobaciones.

Las cosas no han salido tal como fueron concebidas. Algunas farmacéuticas prestigiosas no se integraron a COVAX y las que sí lo hicieron no han producido los volúmenes previstos en los plazos acordados. El desequilibrio entre oferta y demanda se ha agravado porque países de renta alta compraron directamente a farmacéuticas integradas a COVAX con acuerdos bilaterales, no a través de COVAX, como parte del “Pool” de compradores.

El multilateralismo ha fallado porque también algunos países han comprado un número de dosis varias veces superior al tamaño de su población. México denunció en la ONU la insuficiencia y hasta la ausencia de suministros a países no desarrollados. El instinto de supervivencia de países pudientes y el “nacionalismo de las vacunas” han prevalecido, hasta ahora, por encima del sano intento de solidaridad compasiva.

COVAX haría 500 millones de pruebas en países de ingreso bajo y medio antes de mediados del 2021. Desarrollaría, manufacturaría y distribuiría 245 millones de tratamientos para suprimir síntomas y recuperar pacientes. Perfeccionaría los Sistemas de Salud “para que todas las ayudas lleguen a quienes las necesitan”.

El pasado domingo, Adar Poonawalla, CEO del Instituto SERUM de India, mayor productor mundial de vacunas, se quejó en “The Guardian” de que no existe una “armonización regulatoria global”, para una aprobación universal de vacunas, no país por país. Prosiguió: “En lugar de eso nosotros tenemos remiendos de aprobaciones y tengo 70 millones de dosis que no puedo embarcar porque han sido compradas pero no aprobadas”. Al día siguiente la OMS aprobó la vacuna Astra Zeneca.

Los dominicanos hemos hecho lo apropiado. Ingresamos a COVAX a través de la OPS. Compramos vacunas probadas y hemos superado eficazmente la potencial amenaza de desabastecimientos coyunturales con múltiples acuerdos con farmacéuticas líderes. Para iniciar las inoculaciones sin retraso la solidaria India de Gandhi, aunque planea vacunar 300 de sus 1,300 millones de habitantes nos proveyó, de manera expedita, su vacuna Covi Shield. La OMS advirtió que estamos “al borde de un fracaso moral catastrófico”.“The Economist” estimó que la vacunación en países muy pobres podría concluir en 2023, si acaso. No debe olvidarse que: “Con una pandemia de rápido movimiento, nadie está a salvo, a menos que todos estemos a salvo”! Vamos a vacunarnos todos, según el programa!

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