Covid-19, la enfermedad que puso a prueba sistema salud y economía RD

Covid-19, la enfermedad que puso a prueba sistema salud y economía RD

El pais.Aglomeraciones de personas en el Laboratorio Nacional, doctor Defilló, intentando hacerse las pruebas y retirar los resultados del COVID-19.Hoy/Pablo Matos 10-7-2020.

El primer caso notificado fue el del italiano Claudio Pasqualini, en marzo del 2020

Hace justo un año que las autoridades dominicanas informaron sobre la presencia en el país de la covid-19, una cepa del coronavirus que apareció en Wuhan, China, a finales de 2019, y cuya propagación al resto del mundo estremeció los sistemas sanitarios de todos los países, tanto por la rapidez del contagio como por su alta letalidad.

Las imágenes de hospitales repletos de pacientes, la muerte rápida de miles de envejecientes y las dificultades para encontrar un tratamiento que redujera la alta tasa de mortalidad era el espejo en el que se miraba República Dominicana, un país con un sistema de salud que arrastra debilidades en materia de prevención y de acceso a los servicios, sumado al alto costo de los medicamentos.

Ese primero de marzo de 2020 el entonces ministro de Salud, el doctor Rafael Sánchez Cárdenas, informaba sobre la detección del primer caso importado de covid-19 y dijo que el afectado era el italiano Claudio Pascualini, de 64 años, que vacacionaba en Bayahíbe, provincia La Altagracia.

A partir de ese momento el Gobierno, encabezado en ese momento por el presidente Danilo Medina, creó un Comité de Emergencias y Gestión Sanitaria para el Combate del Coronavirus, que tuvo a su cargo la elaboración y aplicación de las medidas preventivas.

Bajo las directrices de ese comité se activó un protocolo sanitario que incluyó el cierre de las escuelas y las universidades, las clases no presenciales, los horarios restringidos para las actividades económicas, la prohibición de la industria del entretenimiento, el uso obligatorio de mascarillas, el distanciamiento, la suspensión de vuelos procedentes de Europa, China, Corea del Sur e Irán y el cierre de las fronteras del país por tierra, mar y aire.

Se trató de un confinamiento inesperado y nunca antes visto, pues puso a prueba la capacidad de los organismos de seguridad para hacer cumplir el toque de queda a una población que se resistía al encierro; y a la vez que dejó graves secuelas en el aparato productivo porque significó el despido y suspensión de cientos de miles de empleados que cayeron en la más profunda incertidumbre.

A la par de las fuertes medidas restrictivas, el Gobierno puso en marcha un plan de salvamento económico para evitar el cierre de grandes y medianas empresas, y controlar el desempleo y el consecuente aumento de la pobreza.

A tales fines creó los programas Quédate en Casa, para subsidiar a 1.5 millones de hogares en condiciones de vulnerabilidad; y el Fondo de Asistencia Solidaria a Empleados (FASE), mediante el cual se transferían RD$8,500 mensuales a los trabajadores del sector formal que habían sido suspendidos por sus empleadores.

Pero probablemente la estocada más fuerte de la pandemia está incrustada en el sector turístico. En 2019 el principal motor de la economía cerró con más de siete millones de visitantes y en 2020 con apenas 2.7 millones, lo que representó una estrepitosa caída con un terrible impacto en el empleo.

En sentido general la pandemia provocó la salida del mercado laboral de más de 300,000 personas en el segundo trimestre de 2020, aunque con las posteriores reaperturas de los sectores económicos la cifra fue bajando.

Covid-19 y proceso electoral. Antes de que se reportaran los primeros casos de la enfermedad, los ánimos políticos ya estaban crispados en el país, por la decisión de la Junta Central Electoral de suspender las elecciones municipales del 16 de febrero, debido a las fallas técnicas del voto automatizado que se implementaría en 18 provincias.

En la Plaza de la Bandera se manifestaron miles de ciudadanos, sobre todo jóvenes, que presumían una intentona de fraude de parte del gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), lo cual fue posteriormente descartado por auditorías realizadas por organismos internacionales.

En ese contexto, la crisis sanitaria que se venía encima tenía detrás la lucha política entre el PLD y su principal opositor, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), que resultó ganador en los tres procesos electorales de ese año.

De manera que las campañas electorales de entonces estaban teñidas de la eficiencia que pretendía demostrar el Gobierno en el manejo de la enfermedad y de las críticas de una oposición liderada por el PRM, que cuestionaba cada paso que daban las autoridades para lidiar con un virus mortal para el que, hasta ese momento, no tenía tratamientos definidos.

La oposición también se oponía a que se recrudecieran las restricciones a la movilidad, argumentando que el Gobierno pretendía aprovecharse del confinamiento que demandaban las circunstancias para sacarle provecho político a la pandemia y ser el único que tuviera presencia en las comunidades a través de la asistencia económica.

Las elecciones municipales se llevaron a cabo el 15 de marzo, se aplicó un protocolo sanitario para mantener el distanciamiento, pero semanas después empezó a subir la curva de los contagios.

El 18 de marzo el Ministerio de Salud Pública emitió el primer boletín epidemiológico en el que se establecía que, hasta ese momento, se tenían 34 casos confirmados y dos fallecimientos. De los confirmados, 26 habían viajado a países donde la covid-19 ya causaba estragos.

Para esa fecha los contagios en todo el mundo llegaban a 191,127 casos y 7,807 defunciones.

Sin pruebas para detectar la enfermedad. Aunque el Gobierno de Danilo Medina diseñó rápidamente un plan para impedir el masivo contagio de la enfermedad e inclusive instaló centros de cuarentena para recluir a los pacientes que no requerían hospitalización, la gran debilidad fue la falta de pruebas de diagnóstico.

En la medida en que aumentaban los casos y las muertes, la población fue entrando en una fase de desesperación, debido a la falta de pruebas PCR, que son las más efectivas para detectar la enfermedad.

Ante la demanda global de esas pruebas, al país se le dificultaba conseguirlas en los mercados internacionales, que estaban copados por las demandas de países donde la enfermedad causaba estragos.

Los principales laboratorios del país, e incluso el Laboratorio Nacional Doctor Defilló, se mantenían repletos de ciudadanos que solicitaban las pruebas; una vez hechas, los resultados demoraban hasta más de una semana, tiempo suficiente para contagiar a otros o perder la vida por falta de tratamiento.

Posposición elecciones. En abril, cuando se acercaban las elecciones congresuales y presidenciales de mayo, la JCE las pospuso para el 5 de julio, debido al incremento vertiginoso de los casos.

En ese período la campaña electoral también estuvo estrechamente vinculada a la enfermedad. Mientras el candidato oficialista, Gonzalo Castillo, realizaba periplos para traer desde la lejana China pruebas rápidas y mascarillas, los opositores también hacían sus propias donaciones al personal de salud para no quedarse atrás en la carrera por conseguir más adeptos.

La guerra política contra el PLD también se enfocó en las notificaciones sobre los contagios. Para la oposición, el Gobierno ocultaba las cifras a conveniencia para que no quedara en evidencia el supuesto mal manejo de la enfermedad.

Para el PLD esos juicios obedecían a mezquindades políticas de quienes querían alcanzar la Presidencia de la República, principalmente Luis Abinader (ahora presidente) y el expresidente Leonel Fernández.

Epicentros covid-19
Santo Domingo, Santiago, Duarte y Puerto Plata se convirtieron en las demarcaciones con más casos de la enfermedad de la covid-19. En el caso particular de las provincias Duarte y Puerto Plata, las autoridades establecieron un cordón sanitario, con un incremento de las restricciones para la movilidad, debido al incremento de los contagios.

Difícil manejo
Una de las tareas más complejas, para los organismos de seguridad ha sido lograr que los ciudadanos acaten el toque de queda. Si bien la resistencia al confinamiento es natural al margen de la indisciplina, para miles de dominicanos el espacio natural es la calle por vivir en espacios hacinados.