Al presidente Abinader, el liderazgo político, empresarial y social 3/3
Micael Porter, en su teoría de la ventaja competitiva nos explica que “la prosperidad de una nación es creada, no heredada”.
Entonces, la competitividad de un país está atada en gran manera, a su capacidad de innovar y mejorar. En consecuencia, la innovación se convierte en componente importante del que depende el futuro de las naciones en términos de competitividad, crecimiento y desarrollo.
Dada la importancia de la creatividad y la innovación, es preciso que estos elementos sean fomentados en todos los escenarios de las naciones, fundamentalmente en aquellas naciones emergentes como la nuestra de este modo, poder garantizar el aprovechamiento de los conocimientos, repercutiendo en un mejor desempeño de las actividades esenciales sobre las que descansan las naciones. No innovar equivale a la no eficiencia, a la pérdida de oportunidades y de desarrollo.
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La importante Institución McKinsey explica en su artículo “¿Has hecho que sea seguro fallar?” la necesidad de las personas sentirse seguras de poder fallar en consecuencia, arriesgarse a innovar, implica el aprendizaje y el fracaso, dos experiencias que, muchas veces, caminan de las manos.
Las instituciones académicas, como escuelas y universidades, tienen la ingente tarea de incentivar la innovación en todos los ámbitos del aprendizaje. Representan el primer escenario en el que podría un ser humano hacer uso de su capacidad creativa y poder echarla a andar. Deben asegurarse de proporcionar espacios donde los niños, niñas y adolescentes tengan la libertad de explorar y experimentar con sus ideas, con sus primarios instintos creativos, proyectos que puedan convertirse en mediano plazo en innovadoras propuestas activando su capacidad creativa. La academia debe garantizar un conocimiento básico que sirva de plataforma a la libertad, donde de crear e innovar sean el denominador común.
Es importante que las instituciones estatales fomenten y tengan como filosofía, en su operatividad, la ardua tarea de impulsar la creatividad y la innovación permitiendo con esto que los países donde operan puedan enfrentar con éxitos los grandes desafíos que el mundo de hoy les presenta, teniendo con rigor que definir los lineamientos que guiarán estos procesos.
Las entidades académicas y las que rigen el orden estatal de las naciones, esencialmente, las emergentes, deben implementar una gestión estratégica de innovación, definiendo los recursos y procesos necesarios, así como determinar las áreas a implementar las principales inversiones en el corto, mediano y largo plazo, garantizando, permanentemente, innovación en la agenda de estas instituciones en una sociedad que va tras el crecimiento y desarrollo.
El país debe convertir la creatividad y la innovación, pilares estelares de la revolución tecnológica, en un campo de reflexión permanente, comenzar ya con esta tarea impostergable.